Cambios en Equinox Fin de Semana

Cambios en Equinox Fin de Semana



Queridos amigos:

Ésta es la última edición de Equinox Fin de Semana de este año. Doce meses con altibajos, complicados para hacernos más ingeniosos y saber saltar vallas cada vez más rápido, lo que está bien. Como decía el personaje principal de Runaway Train al salir vivo de la celda de aislamiento en Alaska: "Lo que no te mata te fortalece" y es así. Un año más en el que nos preocuparemos de dar un mejor servicio, con más contenido, en menos espacio.

Mi padre decía, ya que estamos en tren de citar, "Lo que es breve y bueno, es doblemente bueno" y Equinox Fin de Semana, de pique, reduce su tamaño.

MÁS OPINIÓN, MENOS MATERIAL PERO MEJOR
Lo que más les interesa a ustedes es la opinión. Equinox ES un semanario de opinión, que se comparte o no, eso va en cada uno que escribe y que lee; es un semanario hecho para opinar, meter la cuchara y así intentar modificar algunas cosas que no cambiarán solas si se dejan estáticas e intocables. Por este motivo, las Columnas y, claro, mi opinión como responsable de esto, serán el cuerpo principal.

Quedan, por supuesto, las colaboraciones de ustedes, las cartas que envían con sus opiniones y el material que, a partir de la fecha, será seleccionado para que el tamaño del semanario no haga complicada su recepción ni su lectura.

EQUINOX FIN DE SEMANA, UN MEDIO QUE LLEGA A 20.000 CONSUMIDORES URUGUAYOS EN TODO EL PLANETA
La publicidad de los productos y servicios de Equinox será equitada en su mayoría y la enviaremos separadamente, así ustedes pueden optar rápidamente por tirarla al tacho o leerla, con lo que el peso del semanario se reduce aún más y eso nos da espacio para que muchos avisadores de productos y servicios que quieren llegar a 20.000 uruguayos, tengan un medio ideal para hacerlo.

De todo lo que es material de lectura de sitios que vemos, sólo pondremos lo que consideremos más novedoso, más interesante y lo que es probable que ustedes no hayan visto en otro medio.

QUEREMOS QUE USTED PARTICIPE, QUE ESCRIBA
Estamos probando a ver si con esto tenemos más opiniones de ustedes; a favor, en contra, ideas, recomendaciones. Nos gusta que nos escriban y hablen al resto de los más de 20.000 lectores que tenemos. Muchos de ustedes deben tener mucho que decir y seguramente no tienen un medio en dónde hacerlo de la forma que quieren, con nombre y apellido, ya salvo casos en que se proteja la identidad del que escribe por motivos válidos que Equinox comparta. Sin embargo, nos gusta que den su nombre real, no hay que tener miedo, no estamos en un estado fascista ni por asomo, no hay represalias, nadie será fusilado. Que el gobierno no me guste porque no hace las cosas bien pudiéndolas hacer en una oportunidad única en la historia, no significa que deba ser temido; así que achiquen el pánico, las opiniones -salvo que sean insultos o groserías- no están penadas por la ley ni siquera en Uruguay, ni siquiera hoy. No está de más comentarles que, si son opiniones hirientes u ofensivas, nos reservamos el derecho de publicarlas.

Escriban, queremos que participen y para eso hemos dejado espacio especialmente para ustedes, para que Equinox Fin de Semana sea más que un medio en un solo sentido, haciendo de él un foro, una comunidad que exprese la diversidad de opiniones de un país que tiene mucho por decir y mucho por hacer.

CONOZCA EL CLUB DE SOCIOS DE EQUINOX
Además, conozcan que hay un servicio que da Equinox Fin de Semana, llamado el Club de Socios. A través del mismo, por 500 pesos por año, nada más, damos servicio de seguridad, con antivirus y anti espías exclusivo de Equinox y respondemos sus dudas, consultas, necesidades de toda índole, especialmente en el área informática, que es la que nos une a esta comunidad de escritores y lectores que existe desde hace más de nueve años. Consulte, es un servicio único en el mundo por un costo simbólico y ayuda a financiar este medio, que seguirá siendo gratuito, porque toda la prensa va por ese camino.

Y ¡FELIZ NAVIDAD!
De paso, llega Navidad. Mi nena, Virginia, apareció de la nada, sorpresivamente, para pasar las fiestas en casa. Estamos completos, este año me sale un ojo de la cara con tanta gente y debo estar de buen humor, porque terminar el año con una filípica o un discurso negativo, creo que sería de pésimo gusto. Las cosas no están como queremos pero así es la vida, ella es lo que es a riesgo de perogrullar y no lo que debería, así que, estando en verano, a punto de entrar en la ordalia financiera de las fiestas y de las comilonas y borracheras inevitables, en nombre mi familia y del staff de Equinox, les deseo una Feliz Navidad y el deseo de todo corazón, que 2008 no nos traiga más impuestos ni más dolores de cabeza, que de eso estamos hasta los botes.

¡Abrazo!

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

Gregorio a la parrilla

Gregorio a la parrilla



LAS BRASAS DE LA HISTORIA OFICIAL
Sí, le tocó. Y yo que había apostado un kilo de morrones rojos heredados de mi tía abuela Carlota Hermenegilda -la prima de los Sáez que se casó con el hermano del Coronel- a que Gregorio era intocable, que podían tocar a otros, hasta a Bordaberry, que ya había sido descartado y abandonado por todos, empezando por los militares. Pero hete aquí que contra mi olfato político, que debe estar resfriado, Gregorio marcha a la parrilla y no hay asonadas, rebeliones ni cañonazos, ni siquiera un petardo o un triquitraque cuartelero para salvar el honor de un régimen que él presidió mediante Cadena Nacional, dos tanquetas y mucha pompa y circunstancia que se ve arrastrada por los tribunales de este régimen socialista vengativo y enano, miope y mediocre, ensañado en cosas antiguas y en rencores de viejas, tal como en los años de oro de Gregorio, en que sus gentes hacían lo mismo, lo mismo, más de lo mismo.

HIJOS DE PUTA SURTIDOS
País rencoroso y estúpido, enano y chiquitense este Uruguay del siglo XXI que parece estar todavía bostezando en el XIX sin decidirse a ser adulto y dejar de ser un petiso gritón y mandón en su sala de comedor pero garcón en la vereda. Y no es que Gregorio en cana me quite el sueño, para nada; en los años de Gregorio, como todos los uruguayos, le bancamos sus putas cadenas y sus años de la orientalidad -que se los lleve la madre que los parió- y el mandoneo y el pedido de la cédula en cada esquina; y seguimos viviendo y trabajando y haciendo buenos negocios, porque una cosa es real: se afanaba menos que hoy dentro de ese país gris y aburrido, había menos joda que hoy y lo que había, marchaba, pero eso tampoco nos hacía muy felices porque aspirábamos a más y Gregorio era un mandón hinchapelotas que no nos gustaba ni nos gusta, pero de ahí a ensañarse con él, es un exceso, ya que había y hay más hijos de puta entre los que eran y son hoy los enemigos de Gregorio que entre su gente.

UNA MULTA DE TRANSITO PARA LA HISTORIA
Por eso Gregorio, que me puso una multa -lo juro por mis cuatro hijos y mi nieta- una multa porque le toqué bocina el día que dejaba Casa de Gobierno y salía con su comitiva rumbo al destierro cívico y, al pasar, le hice el "tatara tata, tatara tata" (se va a acabar, se va a acabar) y furioso, mientras yo seguía de largo, manda a cuatro miliquitos y un edecán de Palacio a interceptarme mientras yo daba la vuelta para agarrar Sarandí, a llevarme detenido a la Comisaría de Tránsito y pagar la multa por tocar bocina.

NO TENIA NADA MAS QUE HACER
Así es que, de verdad, les juro, no lloro por Gregorio ni lloro por ninguno de aquellos, pero me duele que mi país, este país que cada vez veo caer en una mediocridad que me da miedo, aún pierda tiempo con pelotudeces como éstas que sólo dan para escribir notas como la mía, porque no tengo nada más que hacer además de hacerle la cena a las niñas*.

Nos vemos la semana próxima.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

*En verdad no cociné nada, nos fuimos con Leti y Maia a la marisqueria "Italo", vean en Pinguinos.

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LA PERSISTENCIA DE ...

La persistencia de...



Iba a escribir algo sobre la estupidez como aglutinante de la sociedad uruguaya actual, no la de antes, no la que vendrá, sino de la que ha hecho que el país no tenga ni derechas ni izquierdas serias ni confiables, porque de la interacción de ambas en poder y oposición es el mecanismo de los estados liberales; éste no lo es, no lo fue y es muy posible que no lo sea y que no pase de un mercantilismo cerril y provincial, una sociedad senil que habla de cosas que pasaron y ajusta y pide cuentas una y otra vez en lugar de mirar hacia adelante. Pero no, no se puede batir el parche del tambor con esto porque creo que la sociedad hoy, estancada en un loop de sistema fallado ni lo entiende ni lo recibe ni, lo que es peor, capta la gravedad de la situación.

Ale y otros amigos me piden que no escriba más de política, que cuente de pulpos, cafeterías y amores, de universos a descubrir, de galaxias a parir; y tienen razón, porque al escribir de esos temas estoy entreteniendo a un público culto, saturado de problemas, harto de quejas, público adulto y exigente que sabe lo que yo sé, lo que todos los que estamos despiertos sabemos: que es que esto no funciona y más vale hablar de café y salpicones de mariscos porque así la cosa no nos aplasta y nos deja espacio espiritual para crear algo, hacer algo, pensar algo, pero no.

La persistencia podría escribir de la memoria o de la lealtad a ciertos recuerdos y lugares y perfumes, la persistencia de imágenes a toda velocidad en una carretera hacia el este una y otra vez, la persistencia de ciertas músicas, en sus infinitas variaciones, repitiéndose cada vez diferentes pero similares, con ritmos y notas diferentes a medida que el tiempo crece, avanza y nos hace ver el mundo con los ojos cada vez más abiertos, quizás de eso, quizás pero no.

La persistencia de la lealtad, dije así casi recién, sí, de la lealtad de la amistad sin condiciones, de la aceptación del otro como diferente, absolutamente diferente, distinto, pero sólido como una roca porque en esa persistencia está la base de toda una vida: hijos, amigos, raíces, colegas, amores de juventud y amores de invierno, todos ellos diferentes pero todos ellos unidos por la famosa persistencia del título, una continuidad de afectos, gestos y sonrisas que nos hacen fuertes en los momentos en que tontamente pensamos que vamos a bajar los brazos. Pero no, no los bajamos y rehacemos las filas, nos reordenamos, cubrimos las bajas y seguimos hacia arriba, hacia adelante, porque no hay otra salida que hacia adelante. Sí.

Me gusta estar acá, me gusta este territorio que me fastidia con su estupidez, pero lo quiero; me pone de un humor de mierda un viernes pero el sábado ordeno las cosas, pateo un par de culos como un sargento mal humorado a su tropa haragana y hago, hacemos todos, cada día complicado, que la máquina de pensar piense de nuevo, que para eso está y no para lloriquear sobre lo que no hay, sino para aprovechar las infinitas posibilidades que uno tiene por el sólo hecho de estar vivo, respirando, viendo la Luna de fin de año, por haber comprado jazmines y haberlos dado a tu hija, haberle sonreído con esfuerzo para que no note el temor que tenemos los viejos al cambio y salir de nuevo, otra vez, colina arriba, como le gusta a Ego, caladas bayonetas, hacia el frente.

La persistencia uruguaya en la nulidad de los temas, una sociedad idiota que habla del olor a repollo de una planta maravillosa que enriquece a una zona que olía a carne podrida, balanceada por la persistencia de un país que puede, no dije podría, digo que puede ser espectacular porque viendo Pan y Circo, observamos el barrio cuatro semanas y sus pobres; pero sepan que esos pobres con derecho a vivir, son pobres a la uruguaya, pobres que tienen identidad, todos ustedes lo vieron en sus espacios de intimidad y sus servicios de agua y cable y luz robado pero que existen, nadie se los corta y todos los bancamos por ellos y está así básicamente bien.

No son ni por lejos pobres amontonados al costado de la vía del tren sin ni siquiera dos latas que los cubran como en Singapur, Malasia o Birmania. Esto es Uruguay, aún estamos en el límite de poder dar una vuelta de campana y hacer, en un lapsus de inteligencia, de este país una sociedad rica. Aún hay tiempo, creo, creo de alma, que aún hay tiempo.

Sí, hay tiempo, por mis hijos y por los hijos de mis hijos, debo creer que lo hay. Y por ello, Ale, me siento obligado a escribir sobre esto porque siento la responsabilidad de tener que hacer algo para poder darle una vuelta y no ser eternamente unos viejos intelectuales que escriban para su placer o para su gusto estético, sino para poder hacer algo para los que en un día o en una noche, con la mujer aquella que nos hizo tocar el cielo con las dos manos hace mil milones de años, trajimos a este planeta navegante al sur de esta galaxia.

La persistencia de las cosas que solemos querer son aquellas que nos hacen seguir en la línea cada día, aún pese a nosotros mismos.

Hasta la semana que viene.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com