Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Saturday, September 23, 2006

Un pequeño episodio posterior al 14 de Julio de 1789



Un pequeño episodio posterior al 14 de Julio de 1789


Jean Baptiste Renee Dellaconch, Marqués de De la Mer, hijo vigésimo y reconocido in extremis del pródigo Marechal De Ladilles et Noires Encabritees, héroe de la resistencia contra los alzados en armas de julio, moriría esa misma tarde que cabalgaba hacia París al frente de su regimiento, una hora más o menos después de estos eventos, a raíz de la pedrada que una campesina le propinara en la nuca mientras pasaba frente a su casa con la bandera real flameando delante suyo.

La campesina de marras, conocida en el Haute Loire como "Le chevaline fou" debido a su manera de trotar tras sus amantes que fueron muchos, cuentan las lenguas de la comarca que son rencorosas, como es de suponer, fue al rato de la muerte -debidamente maquilladas sus causas y oportunidad en las actas del regimiento- sumariamente juzgada, lo que es un decir, ya que fue arrastrada de las mechas, violada, apaleada y fusilada en ese preciso orden y, por supuesto, absolutamente olvidada hasta que yo la rescatara para llenar estas líneas con algo para el sábado de noche.

El extinto Marqués de Dellaconch de De La Mer, cuya poco accidentada vida terminara de forma tan inesperada y sin previo aviso, como suele pasar fuera de las buenas películas e historietas de aventuras, es decir, en la vida real, cayó de su caballo atraído por una picarona Ley de Gravedad que algún científico había descubierto no hace mucho, que causó gran sorpresa en los círculos escolásticos y eclesiásticos por su aparición espontánea en la vida de ese reino, haciendo que cada persona que moría por Gracia de Dios y de alguna pedrada inoportuna, cayera sonoramente al suelo en medio del estupor general y contrariando las órdenes papales y arzobispales que decían que a buen morir, deberías al cielo volar como una palomilla blanca.

Ya en el suelo, sin oportunidad de poder ir más lejos a falta de herramientas adecuadas y de la imposibilidad de operarlas aunque las tuviera, el caído héroe de la resistencia que sería derrotada, juzgada y guillotinada con caballos, cañones, perros y total equipamiento una semana después en La Concorde, en medio del júbilo general, quedó impertérrito, estólido y meditabundo como sólo un muerto de buena estirpe puede estarlo.

Sin más que hacer ni decir, ya que muerto no es un estado muy creativo que se diga, el Marqués quedó en el estado descrito en la frase anterior sin la menor posibilidad de alterarla, por lo que su lugarteniente y quien huiría dos días más tarde para salvar su cabeza y cambiar de nombre de Gustave Heliotrope de Le Merengue Baronet de Ville Firoli a Lucien Bullidú, natural de por ahí nomás, republicano como la mismísima madre que lo parió, descendió de su caballo prestamente para tratar de ayudar a su Comandante, cosa que ya deberíamos saber, aunque él no, que era absolutamente inútil, un tardío y varonil gesto de ayuda, desmentido por la traición a posterior de la que aún no deberíamos saber, pero como ya la dije, la cagamos.

Así, en esas estaba el regimiento violando a la campesina, el marqués por el suelo y el lugarteniente que luego se llamaría Lucien tratando de remendar a su Comandante, cuando llegó el correo de París avisando que las cosas estaban bien feas, Su Majestad y Madame La Reine trasladados con Daufin y tout a Le Louvre, lejos de los placeres de Versailles, por lo que había que tomar una decisión o bien marchar sobre la capital para ser escabechados como lo había sido la fiel -¡qué carajo podían hacer, si estaban ahí en mal momento!- Guardia Suiza o bien proceder con la elasticidad política dadas las circunstancias y hacerse humo rápidamente hacia la frontera del este para plegarse a las tropas que se estaban congregando para aplastar el levantamiento.

Dada la vastedad del tema y que es hora de almorzar y tengo hambre, dejaré esta historia para continuarla y dilucidarla en otra oportunidad.

Un abrazo,

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

A Suivre:
"Desventuras y aventuras de un cadaver olvidado durante los funestos episodios del 89"

Saturday, September 16, 2006

¡Sí, Majestad!




¡Sí, Majestad!



Dijo la naranja en un cuento de Carroll -creo- y se sirvió ella solita a la Reina para ser comida, mondada y masticada.

Así vamos con la gente que gobierna hoy, que para mí es casi lo mismo de los últimos 100 años con diferencia de nombres y colores y siempre, como la naranja, aceptando el destino de ser deglutida por la máquina del ogro filantrópico que nos hace fumar en la vereda, tomar en el baño y comer lo que él quiere; pagar sus impuestos, aceptar su manejo de la realidad, cosa que hace con la misma pericia de un orangután con una navaja sevillana afeitando al que le da de comer y, de paso, degollandolo con una sonrisa. ¡Sí, Majestad!

UN LIBRO CLAVE
Leo el libro de Oppenheimer, "Cuentos Chinos" y se me paran de punta los pelos que me quedan. Ahí dice lo que todos sabemos: que hay dos clases de países, los que atraen inversiones y salen de la pobreza y los que las espantan y se hunden en la mierda. Y quiero creer, necesito creer, que este país al sur estará en la lista de los que van a sobrevivir a la guerra civil que se ha desatado entre los pobres desesperados que ya han perdido el respeto a un poder que los ignora y a los que se atrincheran en sus rejas; y los que tienen el poder de cambiar el curso de la catástrofe que el país lleva hace años y provocar que fácilmente esta tierra sea como las que han salido de la pobreza o están en camino de serlo en el lapso de 10 años. Y cito a China y a Vietnam, por no citar países capitalistas, que el hecho de ser capitalista o socialista no hace la diferencia si el país se pone en la lista de atraer los capitales del planeta para que sus pobres dejen de serlo.

Y al dejar de serlo, sin regalarles nada, sin darles nada que no valoren, se plegan a las filas de los que se dignifican porque consiguen trabajo y se enriquecen, que de eso se trata, de salir de la desesperanza.

EL GOBIERNO DEBE SER APOYADO, ORIENTADO Y NO HOSTIGADO
Creo que este gobierno sabe lo que tiene que hacer (que lo sabe, lo sabe), como creo que saben que la supervivencia depende no de patrañas ideológicas sino de aceptar la realidad. Creo que están en cierta forma atados a prejuicios, como estamos todos, pero que han sentido el tañido de las campanas que doblan a difuntos en países que en forma suicida se precipitan a la lista de los que espantan al que tiene dinero. Y eso es malo, es bueno que venga la gente con dinero y lo traiga, lo ponga acá y es sabio que no se les complique demasiado la cosa porque en un segundo se van a donde los dejan enriquecerse y así, haciéndolo, hacen rico a ese territorio. Creo que la actual clase dirigente sabe eso y creo que, pese a errores garrafales, saben que no hay otro camino. Es positivo no vivir en una Venezuela que puede hacer disparates porque el petróleo las paga, es bueno no vivir en un país rico como ese, gobernado por imbéciles.

¡VUELVE, VUELVE PRIMAVERA, QUE TE ESPERO, QUE TE ESPERO!
Llega la primavera al fin y el aire suave viene para calmar el frío, aunque los vientos de venganza entre los viejos tupamaros y comunistas y los viejos golpistas (que se maten entre ellos) ensucian el aire, pero no nos preocupemos, ambos están más cerca de la muerte que de su juventud y luego serán olvidados como fantasmas de una pesadilla. No tenemos nada que ver con ninguno de ellos y su guerra es colateral, el futuro del país no pasa por ahí, ni cerca, así que dejemos que se juzguen y se puteen unos a otros como troyanos y griegos homéricos de una guerra terminada.

CUANDO TENGA 64 VOY A HACER UN TERRIBLE EDITORIAL, POR AHORA NO LOS TENGO
Yo, a los 60 recién cumpliditos, aún tengo mucho qué hacer, tengo que dejar una estela a mis hijos y nietos que valga la pena si no seguir, al menos contemplar con simpatía. Por eso, luego de cavilar horas y días, vuelvo a escribir con ilusión porque no hay peor batalla que no se enfrente y la mía, que es la de toda la gente común, los tipos comunes con pequeñas vidas comunes, es la de dejar sentado que hay que seguir hacia adelante y sonreír, porque esa sonrisa será la que recuerden los que nos sobrevivan y no dejar de sentir sorpresa ante la inmensidad de la galaxia, ante cada amanecer, ante cada cambio de estación, ante cada mujer hermosa, ante cada novedad y cada luna nueva.

LA DICHA DE VIVIR
Estar, estar escribiendo, vivo, pensando y respirando el aire de cada septiembre, es una maravilla que perderemos en la noche de la muerte y por eso hay que disfrutar cada momento único, porque no tenemos más que eso, nada más que ese momento irrepetible.

Las angustias y soledades y melancolías que nos pesan tanto, deben dar lugar al esfuerzo de insistir que podemos mejorar esta realidad, cada uno de la manera que sabe hacerlo, poniendo un miligramo de amor; la suma del esfuerzo de muchos y el peso de la realidad hará que finalmente logremos dejar esa estela que, al verla los que dejamos, sonrían.

PAPA, MUSULMANES Y NAZIS
Leo en el diario que los nazis del Islam, esos nuevos bárbaros que aprendieron de nuestros monjes templarios y de todas las layas el arte de ser intolerante y asesinos, están furiosos con el sacerdote de Roma, el Papa cristiano que, según veo, ha dicho cosas que han exaltado el celo homicida de esas bestias y pienso -para cambiar de temas de acá- ¿qué diablos y demonios varios nos importa a los occidentales que estos se calienten si es que estamos en guerra con ellos? Nada de nada, lo mismo que nos importaba cuando Adolfo Hitler se enfurecia con Churchill, que le trataba de asesino. La guerra con el Islam fanático, que a su vez tiene una guerra interna entre "Luteros" mesiánicos de oriente y sabios "Giordanos Brunos" musulmanes, es un hecho, está en curso y como estamos de este lado y no del de ellos, que se calienten y se hiervan en su rabia. Oriana tenía y tiene razón en su rabia y en su orgullo occidental y en los cojones que tenía y que le faltan a los europeos de Eurabia.

¡Sí, Majestad! dijo la naranja y como era 14 de julio, de repente agarró el tenedor y se lo enterró en garganta. El ogro filantrópico, sorprendido ante tamaño irrespeto, murió con un signo de interrogación en los ojos. La naranja, dueña al fin de La Bastilla, se empedó como un cosaco tomando a Berlín por asalto en el 45 y cantó La Marsellesa. La Reina de Corazones de Alicia, cuyo cadáver real quedó en la calle, fue pisoteado alegremente por la multitud, que feliz salía del metro para hacer sus compras en Galerías Lafayette.

¡Nos vemos, alligator!

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com