Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Thursday, March 13, 2008

Verdun 2008

Verdun 2008


Noventa años casi han pasado desde las trincheras y aún seguimos peleando por medio metro de barro y la próxima alambrada.

Noventa años de guerra, probablemente más de 500 años, quizás 5000 desde el primer combate organizado.

Trescientos en las Termópilas en el principio de Occidente, a través de las legiones de Roma, pasando por la Guardia Imperial en Waterloo hasta llegar al batallón 502 de paraicadistas en Las Ardenas, pasando por la Legión en Bahr el Kemir, la Brigada Ligera en Balaklava, el Séptimo de Custer y los héroes de Pizarro y Cortez que aplastaron las dictaduras teocráticas de la América indígena, el Tercio de Flandes, los europeos, occidentales y soldados de occidente que son los nuestros, contra todas las razas y culturas, a sangre y fuego, imponiendo nuestros parámetros, que son los buenos, los que vencen en la batalla, porque el que es derrotado no es más que carne de campo de batalla.

Estamos aún en las trincheras, seguimos ahí día a día, nosotros, los soldados de Europa desperdigados por el mundo, ya casi a bordo de las naves galácticas para tomar el Universo por asalto y someterlo a hierro, como hicimos con Africa, America y todo lo que se nos puso delante.

Verdun, metro a metro, es Uruguay hoy día. Salís de la trinchera al pitido del sargento, avanzás un metro, retrocedés otro y al día siguiente ganás medio paso para morir en la alambrada del enemigo, pues no es cuestión de ideas ni partidos ni nada de eso, sino del clima de guerra estacionaria y permanente, para seguir vivo un minuto más, un día más y volver a salir de nuevo, calando bayonetas, el barro pegado a las espaldas, el olor de la podredumbre, el humo de la pólvora, para avanzar un paso más, seguir adelante porque no hay otra salida.

Todos somos soldados, los hombres, los que lo son nacen soldados y en su vida esos soldados naturales se hacen, además, literatos, comerciantes como los fenicios, espada y balanza en mano; poetas como los samurai, filósofos, pero en su naturaleza, soldados por su género y condición. Y luchan cada día por un metro de terreno, lo conquistan, eliminan al enemigo, porque eso es lo que se debe hacer y si no se hace, pasa lo que pasó acá, que dejamos enemigos armados en retaguardia y nos matan hoy por la espalda, somos soldados, no es una profesión ni una carrera, es una condición natural de cada hombre y quien niega esto no debe permanecer en las filas.

Amanece, estamos formados, cansados, con rabia y hambre, hace dos días que no comemos y estamos rodeados, nos armamos en cuadro de batalla, soldados viejos delante, soldados nuevos detrás, la bandera al medio. Podría ser Rocroi, Spitzbergen, Salamina, Platea, Saint Mere Eglise, Austerlitz o Platea, quizás el peloteo infame de Las Piedras -invento de la historia nacional, que tiene batallas de verdad pero no esa-, podría ser el puente de Arcole, donde fuera, ahí estamos los soldados de occidente, la raza europea, los herederos de Roma, Troya y Esparta, de pie firme ante la primera luz de la mañana, porque nuestra naturaleza de soldados nos hace nacer en el combate y morir el mismo día.

Chin pum, hasta la que viene.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

Nota: Al que tome esto literalmente, le pongo un pinguino para abajo por opa, ¿tamos?

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