Un huracán norteamericano
Un huracán norteamericano
Irak, el Maquis, la resistencia
El huracán que se desató sobre la zona de New Orleans no es un acto de Dios ni nada más que un fenómeno natural, que de paso nos hace recordar, especialmente a los que se sienten más seguros, que hay fuerzas que son más poderosas que todo poder terrenal y no lo estoy diciendo en sentido religioso, aunque las religiones, en la parte positiva que tienen, admitan esto pero lo trasladen a una infinita panoplia de deidades.
Ya muchos han escrito sobre esto, especialmente en la propia nación devastada y todos hemos leído críticas, algunas con fundamento, otras totalmente sin sentido. Los errores -que en nuestro país son comprensibles aunque no admisibles- de la Dirección de Meteorología, que por una falta de recursos que sufrimos por ser un país pobre que no sólo se ve en el pobre equipamiento, mala selección de éste pese a los reiterados créditos internacionales que el Ministerio de Defensa ha mal administrado en esta área, se suma la falta de capacitación y la idoneidad de un personal que -mucho me temo- como sucede en todas las oficinas públicas, no se selecciona con la adecuada rigurosidad.
Pero esto que para un país pobre es comprensible no sólo por la pobreza material sino por la intelectual que en cierta medida es un subproducto de la primera, no lo es en una potencia que se las da de tal y que hace que la pifia de la pogre DGdeM de Uruguay parezca una broma de escolares ante las de las autoridades de Estados Unidos, antes y después de la catástrofe. La reacción fascista del gobierno Bush dando la orden de fusilar saqueadores en lugar de enviarles ayuda, es digna del África que los norteamericanos tanto desprecian y a la que acusan de sus males porque son africanos.
Pero la gente que vemos matándose por comida, por medicamentos, la policía desintegrada usando sus armas para ellos mismos, sacando provecho de la situación o llevando comida a sus familias, nos muestra, no como han dicho unos tontos, lo peor de Norte América, sino lo peor de toda comunidad cuando se desintegra y deja a sus componentes librados a las suyas. No dudo que lo mismo podría pasar en casi todos los puntos del planeta, pero que acá vemos en primeros planos ya que la CNN nos atosiga con eso, de la misma forma que ignora hechos similares cuando pasan cada año en Bangladesh, por ejemplo.
Para mí, lo peor de este episodio no es la imprevisión (si nuestros meteorólogos fracasan, pueden errarle los que seguramente se consideran la crema de esa profesión) sino la reacción gubernamental en un país que no vacila en poner en 24 horas sus tropas en Panamá o en cualquier isla del Caribe si siente que las cosas no van como le importa a su política, pero que una semana después de los hechos, su única reacción ha sido una ayuda al azar tirando comida sobre masas hambrientas que como los somalíes se matan entre ellos para agarrar su parte, llenando la zona de soldados con orden de tirar a matar en una sociedad enferma que valora más la propiedad que las vidas humanas; es la peor cara de un capitalismo retorcido y enfermo, que ha perdido -si es que los tuvo- los reflejos humanitarios cuando estos no le garantizan una redituable suba en las encuestas. Han ido más rápido a Malasya o a Ceylán porque ahí había fotos de turistas blancos ahogándose. Como dijo Michael Moore, si esto hubiera pasado en una zona elegante del norte, en un balneario exclusivo, hubieran tenido otra reacción, pero ahí la mayoría son negros y pobres, una escoria para ellos que tratan de no admitir.
Una guardia nacional que se desangra en una guerra criminal y mentirosa en Irak y que está más jaqueada por el Maquis o la Resistencia de ese país que lo que los alemanes estaban en Europa, que pierde recursos cada día, que dilapida fortunas del erario federal para que las compañías privadas que son socios de Bush en sus negocios de familia y que usa a los pobres en su ejército -ya que estos, al ser recortados los gastos en educación y salud ven así la única forma de acceder a un empleo o de acceder a las universidades, sólo se limita a mentir sobre las cifras de muertos que serán miles o decenas de miles, al decir que se ocupa del tema mientras el Alcalde de New Orleans llora en TV porque no envían nada más que tropas- se ha convertido, la han convertido en fuerza invasora y represora como durante la dictadura argentina sucedió con sus fuerzas armadas, como sucede en toda dictadura y Estados Unidos hoy, sin serlo técnicamente, va camino de ello al comenzar a recortar derechos civiles, amedrentar a los medios, encarcelar periodistas y buscar más guerras potenciales para asegurar un predominio global que ya sabemos que fracasará como ha fracasado el de todos los imperios una vez que se concentran exclusivamente en la fuerza.
El mundo ha cambiado, la opinión del mundo sobre Estados Unidos ha cambiado. Si esto hubiera sucedido hace 10 años, la reacción general hubiera sido en su mayoría de solidaridad; hoy fluctúa entre la indiferencia, el regocijo y el análisis crítico, como me pueden leer a mí sobre una nota que no hubiera escrito en estos términos hace 10 años.
Tampoco hubiera escrito entendiendo a la resistencia en Irak, que no es ni más ni menos brutal que lo que era la de Polonia o Francia en donde se mataba al invasor, al colaborador y a todo aquello que pudiera ayudar a la permanencia del sometimiento de un país, que con Saddam, estaba años luz mejor de lo que hoy está. Es penoso pero es verdad que haya que decir así las cosas, pero leo en las bitácoras o blogs de irakíes civiles que no tienen nada de fanáticos chiítas, sino de gente común como tú y yo, que dice lo que yo les trasmito; que los que viven bien hoy son los traidores y colaboradores como vivían mejor en Francia y se los castiga como se los castigaba ahí, como se los castiga en cualquier sociedad con orgullo y amor propio que se ve humillada diariamente por un invasor que sólo ha venido a saquear el país y que desea un Somoza a la musulmana para hacer que los idiotas del mundo se traguen más fácilmente esa dominación.
Sin duda, si el gobierno de Estados Unidos estuviera más preocupado por la felicidad de sus ciudadanos como lo establecían los Padres Fundadores en la carta fundacional, en lugar de estarlo en tomar con mentiras y a la fuerza riquezas que no les pertenecen y a mantener asustada a la mayoría de la población de un país con supuestas alertas, de la misma forma que Hitler quemaba el Reichstag para justificar su brutalidad o cualquier reyezuelo de un país del tercer mundo lo hace para sostenerse en el poder, esto no tendría la magnitud de daño y vergüenza nacional que es sentida por cada norteamericano culto y bien informado, que ve matarse gente en la TV y resulta que no son haitianos, zulúes ni somalíes, son ciudadanos de la Gran Nación Norte Americana, la mayoría pobres, en un país en donde serlo significa estar absolutamente abandonado ya que esa condición en un país que adora la riqueza, es tomado como un pecado.
Uruguay es un país pobre y pequeño si se lo compara con esa nación, pero NO me cabe duda que acá las reacciones, aunque lentas, no han sido de esa falta de humanidad demostrada y que la solidaridad, sentimiento muy en baja hoy, es acá infinitamente mayor, en que éste o cualquier otro gobierno y la mayoría de la sociedad no culpa al pobre de su pobreza y en diversos grados se siente impactado por hechos como que la gente duerma en la calle y se muera de hambre. El Plan de Emergencia tan criticado es una buena idea mal aplicada, mal administrada, diseñada por ineptos y aplicada por incapaces, pero aún así, en Uruguay está en la conciencia de la Nación que debe haber un Plan de Emergencia, que quizás no es éste y que yo mismo o cualquier persona con un sentido mínimo de organización hubiera diseñado mejor y, sin duda, aplicado mejor. En esa Norte América no lo hay, no lo habrá, no se les pasa por la cabeza ya que aún pudiendo hacerlo como lo hacen para zonas devastadas cuando políticamente les conviene, no está en su esencia nacional; el pobre es un ser despreciable y, como en la India, está fuera de la sociedad y a nadie se le ocurre integrarlos. Si se mueren mejor, pero ahora se están muriendo en vivo, en CNN y eso no estaba previsto.
Soy hipercrítico de Uruguay, de sus manías, de su corrupción, de su molicie, pero hoy me siento acá más seguro de lo que me sentiría en Estados Unidos y viendo las reacciones ahí y acá en hechos comparables aunque no en intensidad, me siento orgulloso de ser uruguayo y no norteamericano. Siempre lo dije, ese país no tiene nada que enseñarnos ya, un país corrupto en su sistema electoral frente al nuestro que es un ejemplo para el mundo, porque tenemos cosas buenas, muchas, que hay que mejorar sin duda, que se pueden mejorar y que se están mejorando al cansino ritmo uruguayo y sin un mango como sin un mango algunos de nosotros vivimos y salimos adelante porque en esta sociedad infinitamente más solidaria y humana que esa, tenemos una red de protección que, curiosamente, aún para mí, es la parte buena de ser una sociedad con más igualdad o esperanza de serla, en la que si uno demuestra que lucha, se lo ayuda. Hay miles de casos de estos y uno muy pequeño es mi Equinox, que gracias a muchos amigos sigue en el aire. Si estuviera en Alabama, hace 7 años que no existiría.
Y para redondear, si yo fuera irakí haría lo que hacen los buenos irakíes: ayudar a combatir al invasor y eso de seguro lo serían la mayoría de los uruguayos que hoy vemos perplejos los pies de barro de un coloso que no lo es; como el cuento del Sastre y el Emperador, éste estaba desnudo y esto para el que no lo veía, hoy un huracán saca a la luz la inhumanidad de un gobierno norteamericano que es una vergüenza planetaria.
No cambio mi vida en este país aún tan dura y complicada por otra similar en esos lados, ni loco. Y que esto sirva de lección global, hay que ocuparse de los menos afortunados, de los pobres, acá sobra comida y sobran techos donde cobijarlos y es tiempo de encarar este tema en serio, pero no de la forma que esta gente -que no dudo de las buenas intenciones de muchos de ellos- está malbaratando el poco dinero que tenemos.
Hasta la semana que viene,
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
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