Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Thursday, July 07, 2005

London Paris, lo circunstancial y lo permanente


London Paris, lo circunstancial y lo permanente


LONDON 2005 JULIO
Julio 6 2005, en el Metro, mediodía, mientras Inglaterra pelea en Irak una guerra que no es suya y que no defiende el concepto de libertad, estalla una bomba puesta por los asesinos de Al Queda a los que Blair por estupidez, ha legitimado.

Es, obviamente, un contraataque en una guerra ilegal e infame que Gran Bretaña, para pena de quienes queremos a esa nación, ha emprendido como perrito faldero de la desgraciada y perversa presidencia norteamericana. Otra vez aquello biblico de " Estos vientos traeran estas tempestades", y en la cadena malévola de acción y reacción, quedan tirados los muertos colaterales de ambos bandos, todos inocentes mientras asesinos de un lado y del otro, desde sus bunkers y guaridas hacen friamente números, que es lo que somos para ellos.

Nadie puede sorprenderse de esto, nadie puede dejar de horrorizarce, de lamentarse; pero para ser honestos, en este acto de guerra legítimo aunque cobarde, como cobarde es todo ataque a la población civil tanto en Londres como en Bagdad o Falujha por parte de norteamericanos, iraquíes o mujaidines, los que hemos conocido Londres no podemos decir que esto es más horrible que los bombardeos por parte de las tropas británicas y norteamericanas a la población civil de Irak. Es lo mismo, es tan cobarde un acto como el otro. El horror de ver muertos de piel blanca y de corbata debe ser el mismo, así como el rechazo de ver muertos de turbante y piel oscura. No hay otra posición honesta que ésta.

Cosas y horrores de la guerra y, en este caso, de la guerra más infame si es que hay alguna salvo la Segunda Guerra que no lo sea, que por intereses económicos y de una ya abandonada estrategia global de los fracasados Neo Con, la compañía Hallyburton ha emprendido a través de un títere voluntario como Bush, para apropiarse del petróleo y de los contratos de obras públicas de Oriente Medio. Los ingleses, los iraquíes, los españoles de la calle mueren por cosas que ellos no comprenden ni entienden en una guerra y que, si Estados Unidos no estuviera copado por una mafia petrolera, jamás habría comenzado. El 11 de Septiembre no tiene nada que ver con esto, no me lo tiren en la cara, no sean ingenuos.

El día que Londres se dé cuenta que pelea una guerra que no es suya, que Blair recupere el honor de Inglaterra mandando a paseo al déspota de Bush, podrán los ingleses dejar de lamentarse por episodios como éste.

PARIS 1789 JULIO

14 de Julio de 1789, mediodía, mientras María Antonieta escucha el clavecín que toca Pierre de la Chablis en el Petit Trianon, y Luis Borbon XVI está de cacería en la Foret de Chantilly cerca de París, el calor, la humedad ambiente y un puñadito de centenares de años de abusos de la nobleza, el clero y los monarcas más el ingrediente fatal para estos últimos de una serie de enciclopedistas, pensadores, escritores y poetas que por esas cosas de los tiempos modernos, no han podido ser silenciados en los últimos 60 años, hacen que una multitud exasperada reviente como una ola contra lo primero que encuentra a mano, que es la fortaleza de La Bastilla, en el centro de París.

A esto lo ha antecedido una serie de eventos -el que no los sepa que se guillotine a sí mismo por analfabeto funcional o que los lea en los libros o en Internet, en donde hay material muy comprensible aún para esta categoría que impera en este país- que han hecho, estos eventos previos, que las expectativas de la multitud, de la clase media, de los pequeños comerciantes se hayan hecho mayores al punto de no tolerar frustraciones, otra más, y ésta ha llegado por la incomprensión de un rey idiota, de una reina tilinga que no sabe ni siquiera que estas cosas pasan; y de una clase dirigente que bien sabe la que se les viene pero que piensa que será otra rebelión más que sofocarán a punta de bayoneta o por medio de promesas.

Pero no es así, en absoluto, ya que dirigiendo, orquestando las pulsaciones de la multitud, se encuentran hombres que desde el presente -como Danton, Robespierre, La Fayette, Marat y otros- o desde el pasado, como todos aquellos que han sido silenciados; o los ecos de la Revolución Norte Americana, que el mismo bonachón y terriblemente peligroso -para aquellos que verán sus cabezas rodando en La Concorde- de Ben Franklin ha traído a París hace poco y que ha dejado una bomba de relojería que, sumado a todas esas otras cosas, estallará para desgracia de los opresores y deleite permanente de los libertarios como yo, esa tarde del 14 de Julio de 1789.

Lo sucedido en La Bastilla sólo tiene el valor de lo simbólico, marca un hito para la comprensión de las masas, como es la caída de Constantinopla o del Palacio de Invierno; los detalles de cada caso no merecen la pena ser analizados y el hecho de que ahí no hubiera presos, de que el pobre Marqués de Delauney haya visto su cabeza separada de su elegante anatomía en forma injusta -díganme si el universo actúa y funciona en base a la justicia y me río hasta el próximo 14 de Julio- y que para algunos cultos, reaccionarios e ingeniosos como Fattoruso y otros parlanchines, que de todo eso a veces pecan de imbéciles por su desprecio a la Revolución Francesa y a lo ella significa, y que ésta haya caído en excesos no le quita relevancia permanente a lo que sucede ese día.

Antes de esta fecha, la revolución norteamericana, las revoluciones palaciegas y sin ideología clara de Inglaterra han sentado precedentes, pero únicamente en este caso no se trata de revoluciones contra un país extranjero ni un cambio de mando en el poder. Se trata de un estallido, muy bien dirigido por gente que sabe bien lo que hace. No nos engañemos con las primeras etapas en que se trata de establecer una monarquía limitada, eso es nada más que una forma de hacer tiempo hasta que la idea de completa extirpación de las clases opresoras y el establecimiento de un estado laico se puedan plantear, como se hará formalmente el día que el rey idiota no encuentra peor idea que escaparse a Varennes para pedir ayuda militar a los enemigos de Francia. Luis XVI es y será para siempre un traidor consciente a su país y en la lógica de esa guerra y de acuerdo a las normas de la época, no habrá ejecución más justificada y legítima que la suya.

Pero no me iré por las ramas. Pese a todo, el 14 de Julio la caída de la monarquía -monarquía que deberá caer algun día en toda Europa para eliminar un grupo de ventajeros y parásitos-, la carga de caballería de Murat en Palaix de Luxemburg, que en buena hora liquida una etapa de abusos y terror, el advenimiento de Bonaparte con sus luces y sombras pero que expande la idea revolucionaria en las mochilas de su Guardia por toda la vieja Europa y convierte a Francia en un país moderno y orgulloso de su identidad, la caída final de los reyes payasos de la Restauración y aún la etapa de Napoleón el Pequeño, son parte de una ola de libertad, de afirmación de las libertades frente a los privilegios infames que marca un punto de quiebre en una carrera sin retorno posible, que con avances y retrocesos ha de crear la conciencia en cada individuo, que su vida vale la pena si defiende su libertad y la de su comunidad en una actitud permanente de vigilancia y desafío a todo poder que atente contra los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el mayor legado que ese día de justa furia nos ha dejado.

Viva La República, Viva el Emperador que en el fondo era un hombre común cuya vida fue todo grandeza y que en Francia está en el ADN de esa nación, que con De Gaulle -vida de total grandeza la suya también- nos acaba de dar el ejemplo de un NO rotundo a esa Europa sajona que cada tanto hace lo que puede por ahogar a Francia y que, aun con Waterloo, la ocupacion alemana del 1870 y Hitler, no puede con ella.

Cada 14 de Julio cae La Bastilla, y con ella, de sus piedras dispersas mas tarde por cada rincon de Francia, cae y es arrastrado una y otra vez por la ola de furia y el deseo de libertad, el mundo infame de las castas que se creen por encima de los comunes, que como una hidra renacen cada tanto para que esa misma furia las aplaste en la guerra sin fin que mantenemos contra ellas.

Hasta la semana que viene,

Felix Obes Fleurquin
Antonio Xavier de Souza

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