La vie selon mp3
La vie selon mp3
Era un año extraño el que pasamos de wab a mp3, era el año que pasamos del Sony Walkman del 80 al mp3, de la cinta a la codificación de la música, de 30 minutos por cara del casette al Ghiga y a las putas madres de un disco semiduro de la PC al mp3 regalo de Carolina que me permitió correr una entera sin tener que apretar la tecla de rewind.
Entonces todo, de repente, fue mp3. Garp, el que corría y odiaba la TV como yo, el que corría de noche y veía casas iluminadas por la pantalla boba en las que no se leía, de repente llegado el tercer milenio después de la llegada de uno que no sabemos quién fue ni de dónde salió y que quizás no existió -pues los romanos, que todo sabían y dejaban en los registros no dejaron una palabra en que aparezca el personaje del año cero- y retomo, 2000 y 7 años luego, el mundo conocido del Universo del día se pasó a mp3, se digitalizó y se metió en un Pen Drive y, junto con la música y los recuerdos de Babilonia, Atenas y Los 300 Occidentales que le partieron el culo a los orientales comunistas en Termópilas, un rato después en Platea, todo quedó reducido a un suspiro y un beso, un par de fotos de la infancia, quizás una vida inventada -como en Blade Runner donde Decker busca su pasado improbable- dentro de un cosito llamado mp3.
Pasamos a mp3, comprimimos la vida en siete partes divisibles en unidades zipeadas y prontas para el upload; crakeando, por supuesto, la clave de instalación y dejando un archivo de texto con un mensaje breve que dirá, en dos palabras, quizás en tres o cuatro, un par de cosas que deberías haber sabido antes de haberte comprometido a vivir la vida que hoy vivís y que, junto a una cantidad de cosas -una calle de Montevideo bajo la luna gorda e indecente, luna llena de mayo, una sonrisa de alguien hace mucho tiempo en mp3, en Dolby Stereo, estallada como un sol de otro universo, una bofetada que te despierta, un beso inesperado- una canción que no sabías, era tu música de fondo de la película de tu vida.
Todo es mp3 ahora. La vida que vivís, única bajo este Sol de este rincón de la Vía Láctea, un sol viejo que da la vida a un planeta que en pocos años se lanzará a reventar las galaxias, que colonizará Marte, que dejará señas en los caminos al universo exterior, que explotará las minas de titanio en Júpiter, que pondrá satélites en Urano, que subyugará a las razas que encuentre en su camino
Mp3 es la sonrisa descuidada al verme correr, o el silencio al ver cómo tecleando voy, sin pausa, creando mundos como un Dios informático que todo lo ve, todo lo crea; meto códigos y acelero cada vez más, mientras los imperios que dan las reglas de cómo habremos de vivir en Marte y en Terra 2 edifican pirámides, ciudadelas, monolitos, templos y, en cada uno de esos sitios, dejan la marca de esas sonrisas curiosas sobre mi hombro, el dejo lejano de un vuelo, el aleteo de una niña en ese día de sol, hace un millón de años luz, esa mañana en Terra 47, bajo la luz de las 3 lunas, escuchando... pues claro, tu voz lejana en mp3.
Cest la vie!
Era un año extraño el que pasamos de wab a mp3, era el año que pasamos del Sony Walkman del 80 al mp3, de la cinta a la codificación de la música, de 30 minutos por cara del casette al Ghiga y a las putas madres de un disco semiduro de la PC al mp3 regalo de Carolina que me permitió correr una entera sin tener que apretar la tecla de rewind.Entonces todo, de repente, fue mp3. Garp, el que corría y odiaba la TV como yo, el que corría de noche y veía casas iluminadas por la pantalla boba en las que no se leía, de repente llegado el tercer milenio después de la llegada de uno que no sabemos quién fue ni de dónde salió y que quizás no existió -pues los romanos, que todo sabían y dejaban en los registros no dejaron una palabra en que aparezca el personaje del año cero- y retomo, 2000 y 7 años luego, el mundo conocido del Universo del día se pasó a mp3, se digitalizó y se metió en un Pen Drive y, junto con la música y los recuerdos de Babilonia, Atenas y Los 300 Occidentales que le partieron el culo a los orientales comunistas en Termópilas, un rato después en Platea, todo quedó reducido a un suspiro y un beso, un par de fotos de la infancia, quizás una vida inventada -como en Blade Runner donde Decker busca su pasado improbable- dentro de un cosito llamado mp3.
Pasamos a mp3, comprimimos la vida en siete partes divisibles en unidades zipeadas y prontas para el upload; crakeando, por supuesto, la clave de instalación y dejando un archivo de texto con un mensaje breve que dirá, en dos palabras, quizás en tres o cuatro, un par de cosas que deberías haber sabido antes de haberte comprometido a vivir la vida que hoy vivís y que, junto a una cantidad de cosas -una calle de Montevideo bajo la luna gorda e indecente, luna llena de mayo, una sonrisa de alguien hace mucho tiempo en mp3, en Dolby Stereo, estallada como un sol de otro universo, una bofetada que te despierta, un beso inesperado- una canción que no sabías, era tu música de fondo de la película de tu vida.
Todo es mp3 ahora. La vida que vivís, única bajo este Sol de este rincón de la Vía Láctea, un sol viejo que da la vida a un planeta que en pocos años se lanzará a reventar las galaxias, que colonizará Marte, que dejará señas en los caminos al universo exterior, que explotará las minas de titanio en Júpiter, que pondrá satélites en Urano, que subyugará a las razas que encuentre en su camino
Mp3 es la sonrisa descuidada al verme correr, o el silencio al ver cómo tecleando voy, sin pausa, creando mundos como un Dios informático que todo lo ve, todo lo crea; meto códigos y acelero cada vez más, mientras los imperios que dan las reglas de cómo habremos de vivir en Marte y en Terra 2 edifican pirámides, ciudadelas, monolitos, templos y, en cada uno de esos sitios, dejan la marca de esas sonrisas curiosas sobre mi hombro, el dejo lejano de un vuelo, el aleteo de una niña en ese día de sol, hace un millón de años luz, esa mañana en Terra 47, bajo la luz de las 3 lunas, escuchando... pues claro, tu voz lejana en mp3.
Cest la vie!
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