Un planteamiento equivocado y fuera de lugar y el "Síndrome de la liebre"
El del Presidente Vázquez, efectuado durante una gira oficial en la que se supone debe representar al país entero, al respecto de las posibilidades de su partido para ganar unas elecciones, tema que planteado acá sería de dudosa ética pero que lanzado en un foro internacional o lo que sea que hubiera en ese país, es un planteamiento destemplado que deja mal parada, otra vez más, la imagen de Uruguay en el exterior.
El Presidente no termina de comprender cuál es el sentido de su cargo y cuáles son las prioridades que debe tener cuando actúa en público; no termina de entender que, en el cargo que tiene, no es el jefe de un partido ni el líder o la voz de un club político o de un comité de base y eso le hace mal al país. Le hace mal a su partido, porque tanto sus seguidores incondicionales como sus opositores se dan cuenta que, más allá de una mala educación política y de una falta de categoría para altos cargos, el Presidente está mostrando su desesperación y está siendo manipulado y presionado por sus correligionarios para que salga en defensa de un proyecto político que ha fracasado completamente y se hunde en la derrota.
Dejemos de lado por un momento el grito presidencial, que eso es lo que fue, por el pánico de que su Reich de los mil años se convierta en un mal período de cinco que deba ser un caso de estudio de una cátedra de patología política y pensemos, recordemos la soberbia de hace unos años de los social comunistas, que alardeaban que ganaban, aunque una heladera fuera su candidato; recordemos cuando las cifras los favorecían y hasta yo mismo estaba muy pesimista en cuanto a la posibilidad de sacar a La Langosta del trono y vaticinaba que, gracias a los errores de los partidos tradicionales, teníamos comunismo tupa por tres períodos y a embromarse y a llorar al cuartito.
Pero el Frente ha cometido, además del pecado de soberbia de creer que corría solo con viento a favor, todos los errores de una política de despilfarro que sólo sería dudosamente sustentable si las condiciones del viento se hubieran mantenido como al principio. Pero, desgraciadamente para todos, la situación nacional e internacional cambió para mal y no han tenido la cautela, como nunca la tuvo nadie en Uruguay -actitud que el próximo gobierno deberá tener en cuenta- de tener un Plan B para días malos, sin viento o con viento en contra.
Y la sociedad, que puede pecar de tonta si todo marcha bien, se ha sentido afectada y perjudicada por los actos de gobierno, no los detallemos, todos los hemos sufrido y los conocemos bien, para desgracia de nuestros intereses; y en ese perjuicio, en los daños que ha causado por acción directa y por omisión de este gobierno, ven ahora en él al causante de una situación que pone en peligro mucho de lo que habíamos logrado con nuestro esfuerzo. Y se les van votantes y las encuestas no mienten al respecto; no hay garabatos oficiales ni juntadera de lumpen votos con los planes de emergencia que tapen el agujero electoral que les falta, al menos para ganar de nuevo en primera vuelta... lo que no va a suceder y todos ya lo sabemos.
Por eso, más allá de lo que yo he dicho, de que la oposición no ha estado a la altura de las circunstancias, La Langosta que corría sola, pierde sola por esas cosas de la clase política uruguaya de perder sola las carreras y regalar a sus oponentes la victoria en una eterna actualización criolla de la fábula de la tortuga y la liebre. Por eso La Langosta, que si mal nos deja como colectividad al actuar con mala educación política y bajar del nivel presidencial al nivel de jefe de comité de base, al menos nos da la seguridad de que el pánico de la derrota inminente e irrevocable ha llegado a las más altas esferas del oficialismo. Y eso es bueno.
Pero no hay que cantar victoria para evitar caer en el "síndrome de la liebre". Hay que seguir empujando y hacer como hacía Bonaparte, de tomar para nuestros propósitos cada error del enemigo y volverlo en su contra -pues quedan casi dos años duros de pelea- para que un día de sol en diciembre podamos salir de la oscuridad de este régimen y juntar los restos de país, de un país lastimado y expoliado que nos van a dejar, para armar un país exitoso, el país que merecemos, al que nuestros hijos, los que no han dejado de irse ni un día en un gobierno que dijo que eso lo iba a evitar, puedan empezar a tener en sus planes una definitiva vuelta a casa.
Hasta la semana que viene.
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
0 Comments:
Post a Comment
<< Home