El asesino era el marido
El asesino era el marido
Era mi candidato, el tipo era el sospechoso número uno de Equinox, que siguió con toda la cholulez posible este thriller con enfermeras falsas, maridos sospechosos, asesinos a sueldo, tiros y jeringas criminales, todo lo necesario para un buen policial negro de clase B. Inusual en este medio en que la gente, de puro bruta, se mata a martillazos delante de todo el mundo o sale en la crónica roja por violar a una menor o cosas por el estilo. Uruguay se moderniza poco a poco y los asesinos se globalizan y acá, ¡sí, sí!, tenemos al fin una trama para un policial de esos con detectives y amantes, maridos buscando la herencia de la esposa y asesinos a sueldo, en lugar de ser siempre los que damos libretos para películas tipo Saura, como el del anormal y españolísimo crimen de la estancia en Colonia.
Claro, el frustrado asesino fue muy chapucero y atropellado y ya fue sospechoso desde el principio, se ve que el tipo vio muchas seriales de TV y poco cine de culto, en donde el arte de asesinar a la esposa con plata ha logrado joyas de sofisticación, desde las obras maestras en que el asesinato no sea visto como tal -porque ahí está la maestría- a grados de chapucería como el que estamos viendo hoy. Pero no se preocupen, el próximo caso será diferente, porque no hay duda que un criminal siempre copia en cierta forma a un criminal anterior, salvo en esos casos de martillazos y hachazos a la luz del día, que no tienen nada de arte sino de pura estupidez causada por pasiones dignas de paletos o chantas.
Otras novedades y de matar seguimos escribiendo. Vimos -se me está contagiando la forma de hablar de Volonté que siempre habla en plural, como el Papa- la primera película uruguaya que es buena, seria, bien hecha, que no parece actuada por la Comedia Nacional y en la que no se meten ideas ni opiniones por parte del director ni se manipula al espectador, porque se limita a narrar los hechos y dejar que cada personaje involucrado diga lo que opina del asunto. Es "Matar a Todos" y su página es http://www.mataratodos.com/. Te deja con la sensación de haber visto algo hecho con la precisión de un mecanismo de relojería. Los personajes son creíbles, el general luce como un general, el capitán como tal, el comisario y el miliquito de la Comisaría de Parque del Plata parecen lo que representan y hasta la protagonista no se pasa de rosca y no sobreactúa.
Todo lo anterior que vi -vuelvo al singular- no se parece en nada al cine. "Whisky" y "25 Watts" y sus temas eran deprimentes, no así la técnica del armado; eran tan, pero tan triviales, que sólo a un uruguayo con mentalidad de pueblito pueden llegar a gustarle esos bodrios. "La Puta Vida" empezaba bien, pero se iba desmoronando hasta llegar a un final ridículo en que todo lo anterior quedaba perdido; "Viaje hacia el Mar" no la vi, porque esas cosas de Morosoli me paspan, son cuentos para labradores rumanos que tienen el sentido del humor de pastores de cabras herzegovinos o sea, cero, salvo cuando se maman y se matan entre ellos. Un policial, "El Viñedo", era de lo mejorcito, al menos por el tema; se dejó ver, pero había tanta sobreactuación que al final la macaneaban. Y el resto, tipo "Dirigible", es una suma de paquetes pretenciosos.*
"Matar a todos" logra mantener el interés del espectador la hora y media que dura y se mantiene en un ritmo mesurado en el que sabemos que no van a haber salidas tipo Batman ni mensajes ideológicos de ningún tipo; el crimen perpetrado ante las narices de una sociedad que se dice democrática, pero que estaba gobernada, como lo está hoy, por incapaces que no se dieron cuenta de lo que pasó o se hicieron los idiotas; crimen que la justicia de Uruguay, incapaz también de hacer nada en serio, tuvo que endosar a la de Chile, dejando que nos tocaran los cojones y se llevaran a unos oficiales sospechosos que deberían haber sido juzgados acá y no allá.
Aparece acá ese crimen correctamente narrado y deja, en el final, esa sensación de que no pasó nada con el caso Berríos. No pasó nada en Uruguay, país del "acá no pasa nada" y los gobiernos todos y los particulares todos, hacen sus chanchullos y salvo que haya interés político en joder a alguien, no pasa nada.
El asesino era el marido, ¡sí que sí! Y los asesinos de Berríos son seguramente uruguayos, todos chapuceros porque dejan rastros de sus crímenes aunque maten a todos o casi todos. Pero no se preocupen, quizás algún suicidio por ahí haya sido un perfecto asesinato y exista entre nosotros algún artista consumado, un Hannibal nacional nunca sospechado, que pasea por la rambla y es amigo de todos en el Club.
Hasta la semana que viene.
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
* "Pepita la pistolera" era buena, porque no se metía a más de lo que daba el tema ni tenía "mensajes" pues eso de las pelis con mensaje es paspante, cosas para snobs.
Era mi candidato, el tipo era el sospechoso número uno de Equinox, que siguió con toda la cholulez posible este thriller con enfermeras falsas, maridos sospechosos, asesinos a sueldo, tiros y jeringas criminales, todo lo necesario para un buen policial negro de clase B. Inusual en este medio en que la gente, de puro bruta, se mata a martillazos delante de todo el mundo o sale en la crónica roja por violar a una menor o cosas por el estilo. Uruguay se moderniza poco a poco y los asesinos se globalizan y acá, ¡sí, sí!, tenemos al fin una trama para un policial de esos con detectives y amantes, maridos buscando la herencia de la esposa y asesinos a sueldo, en lugar de ser siempre los que damos libretos para películas tipo Saura, como el del anormal y españolísimo crimen de la estancia en Colonia.
Claro, el frustrado asesino fue muy chapucero y atropellado y ya fue sospechoso desde el principio, se ve que el tipo vio muchas seriales de TV y poco cine de culto, en donde el arte de asesinar a la esposa con plata ha logrado joyas de sofisticación, desde las obras maestras en que el asesinato no sea visto como tal -porque ahí está la maestría- a grados de chapucería como el que estamos viendo hoy. Pero no se preocupen, el próximo caso será diferente, porque no hay duda que un criminal siempre copia en cierta forma a un criminal anterior, salvo en esos casos de martillazos y hachazos a la luz del día, que no tienen nada de arte sino de pura estupidez causada por pasiones dignas de paletos o chantas.
Otras novedades y de matar seguimos escribiendo. Vimos -se me está contagiando la forma de hablar de Volonté que siempre habla en plural, como el Papa- la primera película uruguaya que es buena, seria, bien hecha, que no parece actuada por la Comedia Nacional y en la que no se meten ideas ni opiniones por parte del director ni se manipula al espectador, porque se limita a narrar los hechos y dejar que cada personaje involucrado diga lo que opina del asunto. Es "Matar a Todos" y su página es http://www.mataratodos.com/. Te deja con la sensación de haber visto algo hecho con la precisión de un mecanismo de relojería. Los personajes son creíbles, el general luce como un general, el capitán como tal, el comisario y el miliquito de la Comisaría de Parque del Plata parecen lo que representan y hasta la protagonista no se pasa de rosca y no sobreactúa.
Todo lo anterior que vi -vuelvo al singular- no se parece en nada al cine. "Whisky" y "25 Watts" y sus temas eran deprimentes, no así la técnica del armado; eran tan, pero tan triviales, que sólo a un uruguayo con mentalidad de pueblito pueden llegar a gustarle esos bodrios. "La Puta Vida" empezaba bien, pero se iba desmoronando hasta llegar a un final ridículo en que todo lo anterior quedaba perdido; "Viaje hacia el Mar" no la vi, porque esas cosas de Morosoli me paspan, son cuentos para labradores rumanos que tienen el sentido del humor de pastores de cabras herzegovinos o sea, cero, salvo cuando se maman y se matan entre ellos. Un policial, "El Viñedo", era de lo mejorcito, al menos por el tema; se dejó ver, pero había tanta sobreactuación que al final la macaneaban. Y el resto, tipo "Dirigible", es una suma de paquetes pretenciosos.*
"Matar a todos" logra mantener el interés del espectador la hora y media que dura y se mantiene en un ritmo mesurado en el que sabemos que no van a haber salidas tipo Batman ni mensajes ideológicos de ningún tipo; el crimen perpetrado ante las narices de una sociedad que se dice democrática, pero que estaba gobernada, como lo está hoy, por incapaces que no se dieron cuenta de lo que pasó o se hicieron los idiotas; crimen que la justicia de Uruguay, incapaz también de hacer nada en serio, tuvo que endosar a la de Chile, dejando que nos tocaran los cojones y se llevaran a unos oficiales sospechosos que deberían haber sido juzgados acá y no allá.
Aparece acá ese crimen correctamente narrado y deja, en el final, esa sensación de que no pasó nada con el caso Berríos. No pasó nada en Uruguay, país del "acá no pasa nada" y los gobiernos todos y los particulares todos, hacen sus chanchullos y salvo que haya interés político en joder a alguien, no pasa nada.
El asesino era el marido, ¡sí que sí! Y los asesinos de Berríos son seguramente uruguayos, todos chapuceros porque dejan rastros de sus crímenes aunque maten a todos o casi todos. Pero no se preocupen, quizás algún suicidio por ahí haya sido un perfecto asesinato y exista entre nosotros algún artista consumado, un Hannibal nacional nunca sospechado, que pasea por la rambla y es amigo de todos en el Club.
Hasta la semana que viene.
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
* "Pepita la pistolera" era buena, porque no se metía a más de lo que daba el tema ni tenía "mensajes" pues eso de las pelis con mensaje es paspante, cosas para snobs.
1 Comments:
At 4/18/2008 4:59 AM, Anonymous said…
Exacto.
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