Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Monday, May 26, 2008

Todos como chiquilines


Todos como chiquilines



Fuimos al concierto recital de los 25 años de Danger Four en un Teatro Solís atacado por la epilepsia arquitectónica de un tipo con mal gusto que mezcló maderas y plástico en el foyeur, escondió las escaleras y convirtió la entrada del Solís en la entrada de un parking o de un todo servicio 24 horas. Entramos a la sala donde, menos mal, dejaron todo como casi estaba hace un siglo, mejorando detalles como las columnas de sonido. Mucho ruido y pocas nueces al final, porque varios años sin el Solís no justifican el gasto que pagamos todos, el lío que hicieron ni los curros que se lograron con la obra faraónica, inútil; una pérdida de tiempo, porque hubiera bastado limpiarlo y pintarlo, pero así son los Aranas y los Erlich, malos administradores vestidos de cultos que no diferencian Verdi de Jaime Roos y los meten en el mismo escenario, pizza con champagne, la mejor definición de un gobierno mersa.

Aún así, Danger Four, la mejor fiesta de cumbiamba rockera y sesentera, feliz, desinhibida, un espectáculo para divertirse, no para presenciar virtuosos sino animadores simpáticos y eficientes, un circo para chiquilines de toda edad, un tablado feliz en que nos sentamos y volvemos al 60 con Obladí Obladá -la cumbia de esa época, dijera Maxi- y con Help, la que vimos mil veces y en esta noche de 25 años de Danger, un fenómeno uruguayo para uruguayos, únicamente, porque un inglés notaría las fallas brutales en las notas que nosotros dejamos pasar de buena onda y porque estamos enamorados de la música y de la vida, como buenos pibes de 60 años como el de barba, ahí cerca, que se hablaba todo y se cantaba todo, como en un tablado de la esquina, mientras Maxi y yo tarareábamos Hey Jude. ¡Claro! Un Hey Jude tipo Johny Sosa de Mosquitos pero bien nuestro, terrajún y pegadizo pero encantador, porque somos chicos de pueblo que vamos al circo y, sabiendo que los payasos son de quinta y que el Coco de Danger ya no canta casi nada -según Alejandro que sabe de música- aún así, todos como chiquilines enamorados y fascinados por las luces, aplaudimos a rabiar.

Todos, los de 70 y 60 y 20, que había en pila, saltamos, coreamos, aplaudimos y pedimos ¡otra!, porque sabíamos lo que íbamos a ver, que no es Liverpool, que no es global, que sólo es uruguayo y, como tal, es de gente de la esquina, de tipos que vemos todos los días, de Beatles de baile de 15 y eso no es poco, es mucho, porque con estos Beatles de barrio, estos flacos que suenan bien, que suenan a nosotros, como nosotros, con ellos, pese a sus chancletazos, somos felices porque, por un instante, cerrando los ojos, vivimos otra vez aquellos días de hace más de 40 años.

Y eso no es poco. A Danger Four, que no nos regaló las entradas que había prometido hace años, les pagamos la entrada igual porque los queremos en pila, los vamos a ver en su tablado psicodélico y beatlemaniaco cada vez que vengan, porque ellos son como los magos de las ferias de Ray Bradbury, que convierten un conejo de peluche y una carpita de circo, de un toque, en un acto de magia para chicos, esos chicos que somos todos nosotros, los que queremos eso, porque es el mejor regalo, un boleto de ida y vuelta a aquellos bailes de fin de semana; pero esta vez, de la mano de nuestros hijos, que se divierten más mirándonos a nosotros que al espectáculo.

Hasta la semana que viene.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

1 Comments:

  • At 7/03/2008 6:11 AM, Blogger Rodrigo said…

    Muy bueno el articulo. Sobre todo la descripcion del nuevo teatro solis. Saludos de Gattika.

     

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