Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Tuesday, September 11, 2007

Pobre fulano

Pobre fulano
Hace no muchos años, había un político muy compadrito y muy deportivo al que me cruzaba por la Rambla y al que saludaba automáticamente, como nos saludamos todos los que corremos por ahí. Al petiso de barba, el flaco que siempre trota con mirada triste y cuya única media sornrisa creo haberle sacado yo en su vida un día que lo reconocí en la cola de entrada del Casablanca y, debido a que me encontraba de buen humor nublado, pero de buen humor de primavera como hoy, le pregunté: "¿No sos vos el qué me cruzo a la altura de la Estacada cada tanto?" Y el flaco anónimo por un instante dejó su mirada perdida y fijando sus ojos acuosos en mí, sonrió de oreja a oreja: "Sí que sí, el mismo, y ¿vos sos?" "Otro que corre", le dije y me di media vuelta mientras le palmoteaba el hombro para seguir en otra cosa, que hasta ahí llegaba mi sociabilidad de cola de cine.
Y ahí quedó, supongo, porque no me di vuelta nunca más, hasta que lo vi de nuevo en la Rambla y aceleré la carrera para no tener que reaunudar la interrumpida sociabilidad. Pero cada tanto nos vemos y repetimos ese rito, como con ese político que ya no talla más, creo. Un día, corriendo por ahí, veo una pintada en esa misma Rambla, que decía su nombre: "(Digamos fulano) coje mal" y me dolió porque no sé ni me interesa mucho que esto fuera verdad, pero me dolía por el pobre loco, al que le habían metido esa emboscada gráfica -que ya la debía haber visto, sin duda- y que no lo llamaba ladrón, corrupto, sátrapa, hijo de puta, mal tipo, no. Era un epíteto lapidario como si le dijeras: "Loco, sos un bodrio en la cama, sos aburrido, sos algo peor que lo peor que puede ser un político". Le decían "Aburrís y aburrís en la intimidad". ¡Pobre tipo!
Peor pedrada en el alma de un compadrito orgulloso de sus aptitudes físicas, imposible. El autor del graffiti sabía pegar y pegó a matar, al punto que pocos fuimos los que nos cruzamos con el hombre en los años que siguieron.
Sí, porque como político, senador, presidente, lo que sea, podés ser corrupto, sabandija, asesino, hijo de puta, pero saber que hablás y la gente se duerme, que hablás cincuenta minutos por una cadena que no es cadena, de una inflación que no querés llamar inflación, de temas tan universalmente relevantes como la huelga de un gremio, de tener un racimo de uvas detrás, de abrir la boca y que no salgan más que lo mismo que podría decir un inspirado vendedor de Parque Rodó, eso es lapidario. Ser un senador que interpela por doce horas y sólo logra salir en un divertido programa cómico de TV un viernes de noche y no logra más que eso, es fatal, es ser aburrido y son aburridos unos y otros. Y eso es ilevantable, como para el pobre tipo de la Rambla fue lapidaria su constatación de que en la cama era tan divertido como acostarse con una banda sonora del Ejército de Salvación como música de fondo.
Sí, porqué en Uruguay podés ser nazi, bolche, fatimita, estalactita, cornudo-que es un estado del alma de los machistas criollos-, ladrón, jodedor, golpeador, lo que sea, que se te perdona, ¡pero cojer mal macho es ilevantable, es como si te hicieran una pintada en la pared de tu casa..." fulano tiene mal aliento... o tiene caspa, o, se deja crecer los pelos de la nariz, o, se pedorrea en el auto oficial, o, tal ministro se la muestra a la secretaria y esta se caga de risa porque es una guinda; en fin, podés matar a alguien gráficamente con cosas como estas, y al loco de la Rambla me lo mataron de vergüenza.
¿Quieren otra?..."Fulano, no seas pelotudo, no repitas siempre lo mismo con esa cara de nabo serio". Punto.
Salgan a la Rambla, llegó el calor y quizás se crucen con el político aburrido o el flaco de mirada perdida.
Hasta la semana que viene.
Felix Obes Fleurquin

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