Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Thursday, August 30, 2007

CON EL CULO AL AIRE

Con el culo al aire



Una vez, hace mucho tiempo, fui miembro de Grinpis y les pagaba unos pesos por año. También del WWF, otros líricos que lloraban por las tortugas marinas que, descubrí más tarde, eran excelentes con mayonesa. Pero ellos ignoraban a tribus y pueblos enteros de humanos que se morían de hambre o se mataban por el agua, como hoy, esos líricos semi idiotas -no lo son del todo porque no se esfuerzan- hablan de nieblas sulfurosas en Gualeguaychú y no saben que en Darfur hay gente que muere a cada minuto y que darían lo que no tienen por trabajo, dignidad y comida, cosas que Botnia y las empresas que llegan a Uruguay le dan a la gente normal.

Resulta que al presentarse en sociedad, al arrancar en Uruguay la primera de una serie de industrias que van a cambiar al país, a crear una revolución de trabajo y oportunidades, una manga de maricones -suena mal, ¿eh?- salen patéticamente en tres lanchitas como si se tratara de la Armada del Ratón Mickey y, heróicamente, en un acto de arrojo digno de los 300 Espartanos, se bajan los pantalones en público y muestran el culo pensando, en su retorcida visión del mundo, que esas partes glúteas que sirven para sentarse, darán algún mensaje revolucionario que pasará a la posteridad, como la caída de La Bastilla o la toma del Palacio de Invierno.

Y no, lo que han evidenciado al mostrarse así en forma tan lastimosa, es que son la resaca de un país perdido que llora de culo al aire la oportunidad perdida, de haber tenido ellos, en su orilla, esa fábrica que se abre en las nuestras. Industria que cambiará para bien al país, a la que le seguirán otras muchas porque, pese a todos los errores de nuestras clases dirigentes, todas, este país es más sólido y menos corrupto -o más barato para la corrupción, lo que está bien- que Argentina, en donde es tal el desconcierto, que Botnia y Ence no pudieron dar con el precio para estar ahí; pedían demasiado.

Y ahí está la cuestión: son tan estúpidos, además de corruptos, que han quedado para la historia, de culo al aire, llorando de rabia y gritando imbecilidades ecologistas, sin fábricas; seguirán siendo un pueblucho de quinta al borde de un río, al que dentro de dos años nadie recordará, salvo, quizás, algún aficionado a los glúteos ajenos, mientras el pequeño vecino, al otro lado del río y pese a todo, pese a mil desconciertos y mensajes confusos, sigue lentamente en su uruguayidad, creciendo. Porque somos lentos, sí, pero no somos idiotas y menos aún, somos de ponernos de culo al viento.

El bloqueo perdió, no importa que ministros alcohólicos se despachen estupideces a favor o en contra, no importa, esa guerra está ganada y hay mucho que hacer para que este pequeño país confiable -porque somos gente confiable pese a nuestra lentitud de reflejos-, sea un modelo para otros que teniendo todo para ser potencias, lo despilfarran en farras y putas y valijas y adulaciones a micos venezolanos y cubanos y que, llegado el momento, sólo le muestran al mundo un culo feo, mondo y lirondo.

Hasta la semana que viene.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com

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