Pocas cosas pasan...
Pocas cosas pasan...
Poca cosa que el índice de suicidios -padres en el Día del Padre- así como el de violencia doméstica, hayan saltado a las nubes; y no culpemos al gobierno, lo que sería una estupidez, sino a la soledad de la gente y la falta de expectativas de un país que puede ser y no quiere y se maltrata a sí mismo regularmente en una mecánica masoquista y que no exige que las cosas se hagan como se deben.
Poca cosa la risible justicia en manos de los abogados que no han podido ser ricos, se han quedado mediocres y se han convertido en funcionarios al servicio del poder de turno y que destilan soberbia, la soberbia de los perdedores contra cualquiera que, siendo exitoso, les abofetea la cara al dejarles ver que el sistema enrola a lo peor y no a lo mejor, porque los valores están invertidos y se hace un culto de la mediocridad y no del éxito, se castiga y se penaliza al diferente y adinerado, en lugar de premiarlo por dar trabajo y oportunidades.
Poca cosa un Presidente que no enaltece su cargo republicano al no asistir al acto de Jura de la Constitución porque, en el fondo, leyes y constituciones en su mentalidad predatoria poco le importan ya que no es un demócrata sino un advenedizo exitoso montado en el sistema, haciendo uso de él para su gloria personal; y el acto del feriado más importante de la República, tiene menos atención y público que un acto de Fadol... pero a la noche sí, La Langosta va a la gala del Solís. En la calle con la gente, es un verso cada vez más insostenible.
Poca cosa que dos asesinos de soldados de la República, cómplices de ejecuciones sumarias y ahora senadores tupas, sean tomados en serio. Estamos muy mal.
Poca cosa, el Ministro "Chic" de un gobierno de sindicatos públicos va a Buenos Aires a explicar un asesinato fiscal que no explica en su país y los empresarios se ríen en su cara porque saben que un régimen de ocupación que pone impuestos a las putas y a los travestis, no es cosa para tomar en serio, salvo por los casi 50% que van a votar a La Langosta en las elecciones que vienen, para demostrar Urbi et Orbi que somos un país de giles al que le gusta que le rompan el tujes y que da las gracias cuando eso pasa.
Poca cosa una mal llamada "oposición", un hato de incapaces que regalan la cancha a La langosta y que son culpables por omisión y estupidez de que la gente no saque del forro a estos chantas -chantas todos desde el primero al último- que nos mal gobiernan y que por mantener a un guapo de campito como líder, un sargento de intendencia, no dejan que el partido de Wilson y de Aparicio tenga el líder que debería tener para hacer una revolución cívica que termine con este ejército de ladrones que nos mal gobierna.
Otra minucia, un ejército humillado al que sus jefes alcahuetes han entregado para subir en el escalafón y tener pago en el Hospital Militar, que es apenas defendido por unos pocos viejos soldados que son el honor de La República, muchos de ellos presos por menudencias inferiores que las que asesinos confesos, hoy en el gobierno, desgraciados tupamaros, asumen a voz en cuello y siguen cobrando sueldos de senadores. Poca cosa, ese ejército sin armas, acosado, infiltrado de lameculos a los que habrá un día que pasarles la cuenta de su traición.
Realmente penosa esa corriente interminable de los mejores y más jóvenes uruguayos que se va y no vuelve, de familias que se esparcen por la faz de la Tierra, dejándonos a los viejos defendiendo el fuerte porque la infortunada reforma productiva, la estafa impositiva y los monopolios nos han dejado tres balas en el viejo Winchester: una para joder a la DGI, otra para trabajar en negro y la tercera para tirarla al aire y ahuyentar al cobrador del BPS cuando llegue, porque si pagáramos las cosas que hay que pagar, deberíamos cerrar la empresa. Y NO la vamos a cerrar, porque antes de hacer eso nos levantaremos en armas, si es necesario, porque la resistencia a la opresión y a los excesos de los malos gobiernos, es un derecho natural.
Poca cosa y sigo, una rebaja de tarifas que no es tal y una rebaja de precios de tres pelotudeces para justificar una estafa que en un país en serio sería causa de la caída de ministros y del ajusticiamiento público de un mandamás prepotente y compadrito que se tapa la pelada -como si tener pelada fuera una marca infame- pero que deja que su murga se pelee porque él ya la hizo toda y no le importa más nada.
Poca cosa un país que debería ser un ejemplo global, una Lituania del Mar del Sur y es un espasmo que vive gracias a que los Estados Unidos -que tanto critican, odian y putean- aún nos da bola por razones que sólo ellos saben y que, gracias a un odiado pero alcahueteado Bush, aún existe como territorio independiente. Poca cosa eso e incomprensible para la mersa intelectual que mira a un país de mierda que se llama Cuba, que no compra nada y cuando compra no lo paga, pero que subsiste gracias a lo que los gringos compran.
Poca cosa que la Ministra del Interior haga a medias y con explicaciones para estúpidos lo que un Ministro del Interior haría en modo automático en un país en serio -que no lo somos- y que la gente acostumbrada a que las cosas se hagan de culo, festeje esta mediocridad como un éxito.
Poca cosa que el asesino de la clase media, el gran recaudador, el espectro que se cierne sobre el comerciante, el Ministro Astori, diga tres idioteces sobre Chávez, mientras su bancada vota la entrada de un facho al Mercosur que no sirve para nada y la gente diga ¡Ahhhhhhhh, qué cosas sabias dices, Langostino! Somos idiotas y festejamos las idioteces, no tenemos remedio.
Y menos cosa y ahí está la base del error nacional, que OSE, UTE, ANTEL, BPS sigan existiendo, porque son ellos el meollo del problema. Y el día que sean aniquilados y borrados de la faz de la Tierra, las cosas serán como deben ser, correctamente.
Como ven, poca cosa y mala, salvo el calorcito de algunos días para poder apagar las estufas eléctricas de una electricidad progresista que bajaron el 1%. Grandes reformas en el gobierno de La Langosta.
Hasta la semana que viene.
Felix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
Poca cosa que el índice de suicidios -padres en el Día del Padre- así como el de violencia doméstica, hayan saltado a las nubes; y no culpemos al gobierno, lo que sería una estupidez, sino a la soledad de la gente y la falta de expectativas de un país que puede ser y no quiere y se maltrata a sí mismo regularmente en una mecánica masoquista y que no exige que las cosas se hagan como se deben.
Poca cosa la risible justicia en manos de los abogados que no han podido ser ricos, se han quedado mediocres y se han convertido en funcionarios al servicio del poder de turno y que destilan soberbia, la soberbia de los perdedores contra cualquiera que, siendo exitoso, les abofetea la cara al dejarles ver que el sistema enrola a lo peor y no a lo mejor, porque los valores están invertidos y se hace un culto de la mediocridad y no del éxito, se castiga y se penaliza al diferente y adinerado, en lugar de premiarlo por dar trabajo y oportunidades.
Poca cosa un Presidente que no enaltece su cargo republicano al no asistir al acto de Jura de la Constitución porque, en el fondo, leyes y constituciones en su mentalidad predatoria poco le importan ya que no es un demócrata sino un advenedizo exitoso montado en el sistema, haciendo uso de él para su gloria personal; y el acto del feriado más importante de la República, tiene menos atención y público que un acto de Fadol... pero a la noche sí, La Langosta va a la gala del Solís. En la calle con la gente, es un verso cada vez más insostenible.
Poca cosa que dos asesinos de soldados de la República, cómplices de ejecuciones sumarias y ahora senadores tupas, sean tomados en serio. Estamos muy mal.
Poca cosa, el Ministro "Chic" de un gobierno de sindicatos públicos va a Buenos Aires a explicar un asesinato fiscal que no explica en su país y los empresarios se ríen en su cara porque saben que un régimen de ocupación que pone impuestos a las putas y a los travestis, no es cosa para tomar en serio, salvo por los casi 50% que van a votar a La Langosta en las elecciones que vienen, para demostrar Urbi et Mondi que somos un país de giles al que le gusta que le rompan el tujes y que da las gracias cuando eso pasa.
Poca cosa una mal llamada "oposición", un hato de incapaces que regalan la cancha a La langosta y que son culpables por omisión y estupidez de que la gente no saque del forro a estos chantas -chantas todos desde el primero al último- que nos mal gobiernan y que por mantener a un guapo de campito como líder, un sargento de intendencia, no dejan que el partido de Wilson y de Aparicio tenga el líder que debería tener para hacer una revolución cívica que termine con este ejército de ladrones que nos mal gobierna.
Otra minucia, un ejército humillado al que sus jefes alcahuetes han entregado para subir en el escalafón y tener pago en el Hospital Militar, que es apenas defendido por unos pocos viejos soldados que son el honor de La República, muchos de ellos presos por menudencias inferiores que las que asesinos confesos, hoy en el gobierno, desgraciados tupamaros, asumen a voz en cuello y siguen cobrando sueldos de senadores. Poca cosa, ese ejército sin armas, acosado, infiltrado de lameculos a los que habrá un día que pasarles la cuenta de su traición.
Realmente penosa esa corriente interminable de los mejores y más jóvenes uruguayos que se va y no vuelve, de familias que se esparcen por la faz de la Tierra, dejándonos a los viejos defendiendo el fuerte porque la infortunada reforma productiva, la estafa impositiva y los monopolios nos han dejado tres balas en el viejo Winchester: una para joder a la DGI, otra para trabajar en negro y la tercera para tirarla al aire y ahuyentar al cobrador del BPS cuando llegue, porque si pagáramos las cosas que hay que pagar, deberíamos cerrar la empresa. Y NO la vamos a cerrar, porque antes de hacer eso nos levantaremos en armas, si es necesario, porque la resistencia a la opresión y a los excesos de los malos gobiernos, es un derecho natural.
Poca cosa y sigo, una rebaja de tarifas que no es tal y una rebaja de precios de tres pelotudeces para justificar una estafa que en un país en serio sería causa de la caída de ministros y del ajusticiamiento público de un mandamás prepotente y compadrito que se tapa la pelada -como si tener pelada fuera una marca infame- pero que deja que su murga se pelee porque él ya la hizo toda y no le importa más nada.
Poca cosa un país que debería ser un ejemplo global, una Lituania del Mar del Sur y es un espasmo que vive gracias a que los Estados Unidos -que tanto critican, odian y putean- aún nos da bola por razones que sólo ellos saben y que, gracias a un odiado pero alcahueteado Bush, aún existe como territorio independiente. Poca cosa eso e incomprensible para la mersa intelectual que mira a un país de mierda que se llama Cuba, que no compra nada y cuando compra no lo paga, pero que subsiste gracias a lo que los gringos compran.
Poca cosa que la Ministra del Interior haga a medias y con explicaciones para estúpidos lo que un Ministro del Interior haría en modo automático en un país en serio -que no lo somos- y que la gente acostumbrada a que las cosas se hagan de culo, festeje esta mediocridad como un éxito.
Poca cosa que el asesino de la clase media, el gran recaudador, el espectro que se cierne sobre el comerciante, el Ministro Astori, diga tres idioteces sobre Chávez, mientras su bancada vota la entrada de un facho al Mercosur que no sirve para nada y la gente diga ¡Ahhhhhhhh, qué cosas sabias dices, Langostino! Somos idiotas y festejamos las idioteces, no tenemos remedio.
Y menos cosa y ahí está la base del error nacional, que OSE, UTE, ANTEL, BPS sigan existiendo, porque son ellos el meollo del problema. Y el día que sean aniquilados y borrados de la faz de la Tierra, las cosas serán como deben ser, correctamente.
Como ven, poca cosa y mala, salvo el calorcito de algunos días para poder apagar las estufas eléctricas de una electricidad progresista que bajaron el 1%. Grandes reformas en el gobierno de La Langosta.
Hasta la semana que viene.
Felix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
Poca cosa que el índice de suicidios -padres en el Día del Padre- así como el de violencia doméstica, hayan saltado a las nubes; y no culpemos al gobierno, lo que sería una estupidez, sino a la soledad de la gente y la falta de expectativas de un país que puede ser y no quiere y se maltrata a sí mismo regularmente en una mecánica masoquista y que no exige que las cosas se hagan como se deben.
Poca cosa la risible justicia en manos de los abogados que no han podido ser ricos, se han quedado mediocres y se han convertido en funcionarios al servicio del poder de turno y que destilan soberbia, la soberbia de los perdedores contra cualquiera que, siendo exitoso, les abofetea la cara al dejarles ver que el sistema enrola a lo peor y no a lo mejor, porque los valores están invertidos y se hace un culto de la mediocridad y no del éxito, se castiga y se penaliza al diferente y adinerado, en lugar de premiarlo por dar trabajo y oportunidades.
Poca cosa un Presidente que no enaltece su cargo republicano al no asistir al acto de Jura de la Constitución porque, en el fondo, leyes y constituciones en su mentalidad predatoria poco le importan ya que no es un demócrata sino un advenedizo exitoso montado en el sistema, haciendo uso de él para su gloria personal; y el acto del feriado más importante de la República, tiene menos atención y público que un acto de Fadol... pero a la noche sí, La Langosta va a la gala del Solís. En la calle con la gente, es un verso cada vez más insostenible.
Poca cosa que dos asesinos de soldados de la República, cómplices de ejecuciones sumarias y ahora senadores tupas, sean tomados en serio. Estamos muy mal.
Poca cosa, el Ministro "Chic" de un gobierno de sindicatos públicos va a Buenos Aires a explicar un asesinato fiscal que no explica en su país y los empresarios se ríen en su cara porque saben que un régimen de ocupación que pone impuestos a las putas y a los travestis, no es cosa para tomar en serio, salvo por los casi 50% que van a votar a La Langosta en las elecciones que vienen, para demostrar Urbi et Orbi que somos un país de giles al que le gusta que le rompan el tujes y que da las gracias cuando eso pasa.
Poca cosa una mal llamada "oposición", un hato de incapaces que regalan la cancha a La langosta y que son culpables por omisión y estupidez de que la gente no saque del forro a estos chantas -chantas todos desde el primero al último- que nos mal gobiernan y que por mantener a un guapo de campito como líder, un sargento de intendencia, no dejan que el partido de Wilson y de Aparicio tenga el líder que debería tener para hacer una revolución cívica que termine con este ejército de ladrones que nos mal gobierna.
Otra minucia, un ejército humillado al que sus jefes alcahuetes han entregado para subir en el escalafón y tener pago en el Hospital Militar, que es apenas defendido por unos pocos viejos soldados que son el honor de La República, muchos de ellos presos por menudencias inferiores que las que asesinos confesos, hoy en el gobierno, desgraciados tupamaros, asumen a voz en cuello y siguen cobrando sueldos de senadores. Poca cosa, ese ejército sin armas, acosado, infiltrado de lameculos a los que habrá un día que pasarles la cuenta de su traición.
Realmente penosa esa corriente interminable de los mejores y más jóvenes uruguayos que se va y no vuelve, de familias que se esparcen por la faz de la Tierra, dejándonos a los viejos defendiendo el fuerte porque la infortunada reforma productiva, la estafa impositiva y los monopolios nos han dejado tres balas en el viejo Winchester: una para joder a la DGI, otra para trabajar en negro y la tercera para tirarla al aire y ahuyentar al cobrador del BPS cuando llegue, porque si pagáramos las cosas que hay que pagar, deberíamos cerrar la empresa. Y NO la vamos a cerrar, porque antes de hacer eso nos levantaremos en armas, si es necesario, porque la resistencia a la opresión y a los excesos de los malos gobiernos, es un derecho natural.
Poca cosa y sigo, una rebaja de tarifas que no es tal y una rebaja de precios de tres pelotudeces para justificar una estafa que en un país en serio sería causa de la caída de ministros y del ajusticiamiento público de un mandamás prepotente y compadrito que se tapa la pelada -como si tener pelada fuera una marca infame- pero que deja que su murga se pelee porque él ya la hizo toda y no le importa más nada.
Poca cosa un país que debería ser un ejemplo global, una Lituania del Mar del Sur y es un espasmo que vive gracias a que los Estados Unidos -que tanto critican, odian y putean- aún nos da bola por razones que sólo ellos saben y que, gracias a un odiado pero alcahueteado Bush, aún existe como territorio independiente. Poca cosa eso e incomprensible para la mersa intelectual que mira a un país de mierda que se llama Cuba, que no compra nada y cuando compra no lo paga, pero que subsiste gracias a lo que los gringos compran.
Poca cosa que la Ministra del Interior haga a medias y con explicaciones para estúpidos lo que un Ministro del Interior haría en modo automático en un país en serio -que no lo somos- y que la gente acostumbrada a que las cosas se hagan de culo, festeje esta mediocridad como un éxito.
Poca cosa que el asesino de la clase media, el gran recaudador, el espectro que se cierne sobre el comerciante, el Ministro Astori, diga tres idioteces sobre Chávez, mientras su bancada vota la entrada de un facho al Mercosur que no sirve para nada y la gente diga ¡Ahhhhhhhh, qué cosas sabias dices, Langostino! Somos idiotas y festejamos las idioteces, no tenemos remedio.
Y menos cosa y ahí está la base del error nacional, que OSE, UTE, ANTEL, BPS sigan existiendo, porque son ellos el meollo del problema. Y el día que sean aniquilados y borrados de la faz de la Tierra, las cosas serán como deben ser, correctamente.
Como ven, poca cosa y mala, salvo el calorcito de algunos días para poder apagar las estufas eléctricas de una electricidad progresista que bajaron el 1%. Grandes reformas en el gobierno de La Langosta.
Hasta la semana que viene.
Felix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
Poca cosa que el índice de suicidios -padres en el Día del Padre- así como el de violencia doméstica, hayan saltado a las nubes; y no culpemos al gobierno, lo que sería una estupidez, sino a la soledad de la gente y la falta de expectativas de un país que puede ser y no quiere y se maltrata a sí mismo regularmente en una mecánica masoquista y que no exige que las cosas se hagan como se deben.
Poca cosa la risible justicia en manos de los abogados que no han podido ser ricos, se han quedado mediocres y se han convertido en funcionarios al servicio del poder de turno y que destilan soberbia, la soberbia de los perdedores contra cualquiera que, siendo exitoso, les abofetea la cara al dejarles ver que el sistema enrola a lo peor y no a lo mejor, porque los valores están invertidos y se hace un culto de la mediocridad y no del éxito, se castiga y se penaliza al diferente y adinerado, en lugar de premiarlo por dar trabajo y oportunidades.
Poca cosa un Presidente que no enaltece su cargo republicano al no asistir al acto de Jura de la Constitución porque, en el fondo, leyes y constituciones en su mentalidad predatoria poco le importan ya que no es un demócrata sino un advenedizo exitoso montado en el sistema, haciendo uso de él para su gloria personal; y el acto del feriado más importante de la República, tiene menos atención y público que un acto de Fadol... pero a la noche sí, La Langosta va a la gala del Solís. En la calle con la gente, es un verso cada vez más insostenible.
Poca cosa que dos asesinos de soldados de la República, cómplices de ejecuciones sumarias y ahora senadores tupas, sean tomados en serio. Estamos muy mal.
Poca cosa, el Ministro "Chic" de un gobierno de sindicatos públicos va a Buenos Aires a explicar un asesinato fiscal que no explica en su país y los empresarios se ríen en su cara porque saben que un régimen de ocupación que pone impuestos a las putas y a los travestis, no es cosa para tomar en serio, salvo por los casi 50% que van a votar a La Langosta en las elecciones que vienen, para demostrar Urbi et Mondi que somos un país de giles al que le gusta que le rompan el tujes y que da las gracias cuando eso pasa.
Poca cosa una mal llamada "oposición", un hato de incapaces que regalan la cancha a La langosta y que son culpables por omisión y estupidez de que la gente no saque del forro a estos chantas -chantas todos desde el primero al último- que nos mal gobiernan y que por mantener a un guapo de campito como líder, un sargento de intendencia, no dejan que el partido de Wilson y de Aparicio tenga el líder que debería tener para hacer una revolución cívica que termine con este ejército de ladrones que nos mal gobierna.
Otra minucia, un ejército humillado al que sus jefes alcahuetes han entregado para subir en el escalafón y tener pago en el Hospital Militar, que es apenas defendido por unos pocos viejos soldados que son el honor de La República, muchos de ellos presos por menudencias inferiores que las que asesinos confesos, hoy en el gobierno, desgraciados tupamaros, asumen a voz en cuello y siguen cobrando sueldos de senadores. Poca cosa, ese ejército sin armas, acosado, infiltrado de lameculos a los que habrá un día que pasarles la cuenta de su traición.
Realmente penosa esa corriente interminable de los mejores y más jóvenes uruguayos que se va y no vuelve, de familias que se esparcen por la faz de la Tierra, dejándonos a los viejos defendiendo el fuerte porque la infortunada reforma productiva, la estafa impositiva y los monopolios nos han dejado tres balas en el viejo Winchester: una para joder a la DGI, otra para trabajar en negro y la tercera para tirarla al aire y ahuyentar al cobrador del BPS cuando llegue, porque si pagáramos las cosas que hay que pagar, deberíamos cerrar la empresa. Y NO la vamos a cerrar, porque antes de hacer eso nos levantaremos en armas, si es necesario, porque la resistencia a la opresión y a los excesos de los malos gobiernos, es un derecho natural.
Poca cosa y sigo, una rebaja de tarifas que no es tal y una rebaja de precios de tres pelotudeces para justificar una estafa que en un país en serio sería causa de la caída de ministros y del ajusticiamiento público de un mandamás prepotente y compadrito que se tapa la pelada -como si tener pelada fuera una marca infame- pero que deja que su murga se pelee porque él ya la hizo toda y no le importa más nada.
Poca cosa un país que debería ser un ejemplo global, una Lituania del Mar del Sur y es un espasmo que vive gracias a que los Estados Unidos -que tanto critican, odian y putean- aún nos da bola por razones que sólo ellos saben y que, gracias a un odiado pero alcahueteado Bush, aún existe como territorio independiente. Poca cosa eso e incomprensible para la mersa intelectual que mira a un país de mierda que se llama Cuba, que no compra nada y cuando compra no lo paga, pero que subsiste gracias a lo que los gringos compran.
Poca cosa que la Ministra del Interior haga a medias y con explicaciones para estúpidos lo que un Ministro del Interior haría en modo automático en un país en serio -que no lo somos- y que la gente acostumbrada a que las cosas se hagan de culo, festeje esta mediocridad como un éxito.
Poca cosa que el asesino de la clase media, el gran recaudador, el espectro que se cierne sobre el comerciante, el Ministro Astori, diga tres idioteces sobre Chávez, mientras su bancada vota la entrada de un facho al Mercosur que no sirve para nada y la gente diga ¡Ahhhhhhhh, qué cosas sabias dices, Langostino! Somos idiotas y festejamos las idioteces, no tenemos remedio.
Y menos cosa y ahí está la base del error nacional, que OSE, UTE, ANTEL, BPS sigan existiendo, porque son ellos el meollo del problema. Y el día que sean aniquilados y borrados de la faz de la Tierra, las cosas serán como deben ser, correctamente.
Como ven, poca cosa y mala, salvo el calorcito de algunos días para poder apagar las estufas eléctricas de una electricidad progresista que bajaron el 1%. Grandes reformas en el gobierno de La Langosta.
Hasta la semana que viene.
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