Casandra 28
Casandra 28
Tiene 47 rutas de escape y 98 circuitos de respaldo y sin embargo no está a salvo en ningún punto de la galaxia a donde llegue el viento frío del norte.
Casandra 28 es la tercera generación que lanzamos hacia Casiopea y aún navega con motores lumínicos, es anterior a la generación hiperespacial y necesita recargar baterías en cada sol que pasa, si es que hay soles de paso cada ciento cuarenta años luz; si no hay, Casandra 28 quedará a la deriva pensando en sí misma, apenas recargadas sus baterías de emergencia, por alguna nova lejana.
Está como la UTE de la antigua Tierra donde estaba la isla Uruguay, la que el Río Paraná empujó a la Antártida hace 40.000 años y que dejó flotando cerca de las Falklands a sus habitantes convertidos en pingüinos porque la UTE no les daba calor, como Casandra, a la deriva en el mar del Sur.
De las 47 rutas, Casandra cada 259 años saltea las 10 primeras y tantea las 29 siguientes en orden inverso a las manecillas del reloj y al tun tun, según la Ley de las Improbabilidades de Murphy JR. y cada tarde, antes de salir del hiperespacio, a la hora del té -Casandra está programada en Londres- apunta su antena principal hacia la Ursa Magna para saber si lloverá esa noche o si la humedad de los anillos de alguna luna desintegrada le harán sacar el paraguas.
Dice en su bitácora, en la que va escribiendo a medida que se acerca a nuestra flota, que tiene un mensaje que entregar y que ese mensaje debe ser puesto en manos del Almirante; pero éste, festejando la casi llegada anunciada mil veces pero frustrada a Nova Amerika, está en pleno estado de desparpajo espiritual y como los Almirantes en Pearl Harbor, se ha de comer flor de anunciado y no dado pelota, zapatazo antes del desayuno. Es domingo, décimo día de la semana y día de recogimiento, especial para un buen ataque sorpresa de los Klingon.
En la bitácora en código binario que hasta un estúpido klingon puede leer -y eso que los klingon son bestias por naturaleza, más que los de Gualeguaychú y los del MPP- Casandra escribe que tiene frío y que el Metro para Casiopea está demorado, que el tranvía de Pocitos está sobrecargado y que el 121 pasó fuera de hora y que por eso el delivery de la pizza llegará frío y con gusto a alpargata. ¡Jodida Casandra está!
Pero, afortunadamente, en todo este berenjenal galáctico que me gusta entreverar para no hablar una semana más de las penurias de un país que pudo ser y no fue por pereza intelectual y desidia de su gente que -respiro esta avalancha de palabras sin coma- teniendo al alcance de su mano la capacidad de ser una tierra brillante, la ha convertido en un país de dulce de leche y tortas fritas rancias y socialistas, país de gente rencorosa y vieja sin rockanroll en el alma; país que no tiene la más puta idea de quién era Lord Jim ni Corto Maltés, pero que en su enanez hace cagadas como la película Güisky o escribe naderías aburridas como El Astillero, grises, empantanadas, horribles, paisísticas, raquíticas; pero, afortunadamente digo, del viejo puerto del Buceo a altas horas de la noche, haciendo sonar las campanas de niebla, sale un bergantín de velas negras lleno de piratas, conquistadores y atorrantes de la esquina para tomar por asalto un par de soles antes que llegue Casandra con el aviso al Almirante desparpajado y atónito cada noche que mira las galaxias a su proa.
En la esquina que viene, en la parada del ómnibus a Casiopea, fumando un Marlboro como el cauboi de los anuncios, espero a Casandra 28, mientras la UTE, la jodida UTE, se apaga y nos deja a oscuras, puteando bajito y rítmicamente, casi un blues, casi un melancólico y reputo blues de la UTE apagada.
Alberto y Carlos se ríen... ¿Qué otra cosa pueden hacer en este país de África derivado al Sur Oeste?
Seeyoulater Alligator.
P.S.
A Casiopea se llega en PANAM vía Idlewild en el tren de la noche, bajar un piso en Metro Chatelet y ahí verás los signos. Si no los ves es que has leído demasiado Onetti y Benedetti y Rechupetti y te has vaciado el cerebelo.
Tiene 47 rutas de escape y 98 circuitos de respaldo y sin embargo no está a salvo en ningún punto de la galaxia a donde llegue el viento frío del norte.
Casandra 28 es la tercera generación que lanzamos hacia Casiopea y aún navega con motores lumínicos, es anterior a la generación hiperespacial y necesita recargar baterías en cada sol que pasa, si es que hay soles de paso cada ciento cuarenta años luz; si no hay, Casandra 28 quedará a la deriva pensando en sí misma, apenas recargadas sus baterías de emergencia, por alguna nova lejana.
Está como la UTE de la antigua Tierra donde estaba la isla Uruguay, la que el Río Paraná empujó a la Antártida hace 40.000 años y que dejó flotando cerca de las Falklands a sus habitantes convertidos en pingüinos porque la UTE no les daba calor, como Casandra, a la deriva en el mar del Sur.
De las 47 rutas, Casandra cada 259 años saltea las 10 primeras y tantea las 29 siguientes en orden inverso a las manecillas del reloj y al tun tun, según la Ley de las Improbabilidades de Murphy JR. y cada tarde, antes de salir del hiperespacio, a la hora del té -Casandra está programada en Londres- apunta su antena principal hacia la Ursa Magna para saber si lloverá esa noche o si la humedad de los anillos de alguna luna desintegrada le harán sacar el paraguas.
Dice en su bitácora, en la que va escribiendo a medida que se acerca a nuestra flota, que tiene un mensaje que entregar y que ese mensaje debe ser puesto en manos del Almirante; pero éste, festejando la casi llegada anunciada mil veces pero frustrada a Nova Amerika, está en pleno estado de desparpajo espiritual y como los Almirantes en Pearl Harbor, se ha de comer flor de anunciado y no dado pelota, zapatazo antes del desayuno. Es domingo, décimo día de la semana y día de recogimiento, especial para un buen ataque sorpresa de los Klingon.
En la bitácora en código binario que hasta un estúpido klingon puede leer -y eso que los klingon son bestias por naturaleza, más que los de Gualeguaychú y los del MPP- Casandra escribe que tiene frío y que el Metro para Casiopea está demorado, que el tranvía de Pocitos está sobrecargado y que el 121 pasó fuera de hora y que por eso el delivery de la pizza llegará frío y con gusto a alpargata. ¡Jodida Casandra está!
Pero, afortunadamente, en todo este berenjenal galáctico que me gusta entreverar para no hablar una semana más de las penurias de un país que pudo ser y no fue por pereza intelectual y desidia de su gente que -respiro esta avalancha de palabras sin coma- teniendo al alcance de su mano la capacidad de ser una tierra brillante, la ha convertido en un país de dulce de leche y tortas fritas rancias y socialistas, país de gente rencorosa y vieja sin rockanroll en el alma; país que no tiene la más puta idea de quién era Lord Jim ni Corto Maltés, pero que en su enanez hace cagadas como la película Güisky o escribe naderías aburridas como El Astillero, grises, empantanadas, horribles, paisísticas, raquíticas; pero, afortunadamente digo, del viejo puerto del Buceo a altas horas de la noche, haciendo sonar las campanas de niebla, sale un bergantín de velas negras lleno de piratas, conquistadores y atorrantes de la esquina para tomar por asalto un par de soles antes que llegue Casandra con el aviso al Almirante desparpajado y atónito cada noche que mira las galaxias a su proa.
En la esquina que viene, en la parada del ómnibus a Casiopea, fumando un Marlboro como el cauboi de los anuncios, espero a Casandra 28, mientras la UTE, la jodida UTE, se apaga y nos deja a oscuras, puteando bajito y rítmicamente, casi un blues, casi un melancólico y reputo blues de la UTE apagada.
Alberto y Carlos se ríen... ¿Qué otra cosa pueden hacer en este país de África derivado al Sur Oeste?
Seeyoulater Alligator.
P.S.
A Casiopea se llega en PANAM vía Idlewild en el tren de la noche, bajar un piso en Metro Chatelet y ahí verás los signos. Si no los ves es que has leído demasiado Onetti y Benedetti y Rechupetti y te has vaciado el cerebelo.
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