YE YE YE!
YE, YE, YE!
El domingo 7 de noche fuimos con Maxi y un amigo suyo, Andrés, a ver a Danger Four, yo por tercera vez. En el '83 los había visto en el Anglo de casualidad, sin saber de qué se trataba, en un espectáculo llamado "Una noche con Los Beatles" que aparecía en las carteleras de una época en que había que salir para sacarse de encima el olor a naftalina que se te pegaba del régimen militar y el espectáculo parecía algo diferente y prometedor.
Y sin duda que lo era. Un grupo de muchachos que con instrumentos y estilo a lo Beatle tocaban tratando de mantener el estilo original y lo hacían muy bien. Fue una sorpresa y en ese momento un escape del plomizo ambiente cívico militar que ya hacía agua por todos lados pero que, pregúntenlé a los familiares de Roslik, seguía haciendo daño cuando alguien levantaba demasiado la voz.
Años después, creo que a fines de los 80, con Maxi que ya a los 12 ó 13 se había hecho "beatlemaniaco", los vi de nuevo en cartelera y decidí darle una sorpresa a mi hijo; sin decirle nada, lo llevé a ver a Danger Four. LLegamos a un cine, de esos que hoy están convertidos en templos evangelistas, con Maxi expectante porque no sabía de qué venía la cosa y que casi se me desmaya cuando se levanta el telón y arrancan, sin decir agua va, tocando "Love me do". ¡Recuerdo que Maxi dio un salto en el asiento, me miró sonriendo y no dejó de aplaudir, saltar y reír hasta que se terminó la última "¡otra,otra, otra!"
Pasaron los años y la semana pasada, yendo por Martí, veo unos afiches en una pared -adoro los afiches como medio de comunicación ya que ofrecen invariablemnte cosas que los medios de incomunicación del sistema ignoran u ocultan- que presentaban para el 5, 6 y 7 de mayo a... ¡¡Danger Four!! Luego me entero que hace años vienen pero que los medios no le dan pelota y decido que hay que ir. Y fuimos pues, yo algo preocupado de que luego de tantos años fuera a encontrarme con unos viejos afónicos y que la magia se fuera al carajo como nos pasa muchas veces que reencontramos a alguien que no deberíamos reencontrar jamás o vemos que la película aquella que nos hizo saltar, nos aburre a morir y quedamos deseando que se termine de una buena vez.
Lo que no sabía era que Danger Four evolucionó y se convirtió en una empresa, en una marca, que mantiene un espectáculo independientemente de sus integrantes originales, lo que es una brillante idea que muchos poetas, músicos, escritores y políticos podrían adoptar para no seguir balbuceando su senilidad frente al público y renovar su propuesta para no aburrir. Danger Four hoy está integrada por el veterano Coco Boudakian y tres pibes de 19, 21 y 20 y algo que la rompen toda, que se cantan todo, que tienen unas voces y una onda y un dominio de guitarras y batería que ya quisieran tener el 99% de los que salen a ladrar en público en Uruguay.
El que hace de John es el mejor. Interpreta su personaje, canta a su estilo con su timbre de voz, toca la guitarra siguiendo el estilo de Lennon y toda su performance es un homenaje a ese genio que fue asesinado por un imbécil un día de 1980. El que hace de Paul, sin llegar al virtuosismo del anterior, no se le queda atrás; lo mismo con el baterista y con Coco, que hace de factotum, presentador, es la voz y el alma de Danger Four. ¡Arriba los veteranos!
El espectáculo -seguido exultante por un público que iba de los 12 a los 80 años y que aplaudía, chiflaba, coreaba, saltaba y bailaba- es brillante. La sala Zitarrosa merece un elogio especial por su estado más que digno, su acústica -como decía Coco, hasta un perro suena bien acá- su iluminación, baños, todo bien, impecable, además por haber rescatado el edificio hermoso del Cine Rex, navega en forma zigzagueante entre toda la discografía de los Beatles, tomando temas solistas posteriores de John, Paul y Ringo, pero mechando cada tanto temas esperados como "Back in the USSR" o el terrajísimo pero inolvidable y, al decir de Coco "la bailanta de los 60", "Obladi Oblada" y "Ticket to Ride" que sonaba de la putísima madre y que casi me pongo a bailar con una señora que me miraba con sonrisa cómplice de tener y haber tenido la misma edad.
Fue una comunión, más que un espectáculo. Mi hijo y yo renovamos algo que habíamos vivido juntos décadas atrás y eso es un regalo que la vida suele regatear y que hay que tener la suerte de que se repita. Por otra parte, como decía Maxi luego, esto no es un grupo que imita a..., es un grupo, un espectáculo que revive, que homenajea y que transmite, de generación en generación, un legado que no se debe perder y que no debe quedar para ser escuchado en medios electrónicos únicamente. Hay que ver esto en vivo, revivir lo que varias generaciones hicieron, en vivo, a todo trapo, con toda la onda que este Danger Four tiene y que con simpatía y sin agrandes nos da a los que pagamos la entrada que valió cada peso, cada minuto y que con ganas voy a volver a pagar el año que viene y el que viene, hasta que esto dure.
Esta es la música clásica del Siglo XX, la que impactó en forma irresistible en nosotros, que fuimos moldeados por ella y la que seguirá sonando en nuestros recuerdos Ye, Ye, Ye! para siempre.
Cuando vuelva Danger Four el año que viene, nos vemos de nuevo con hijos, nietos y amigos para seguir festejando la felicidad de estar vivos y poder cantar y bailar varias generaciones juntas... "All Together".
Hasta la semana que viene.
Félix Obes Fleurquin
Equinox Uruguay
J.Ellauri 1149 esq. Martí
7075585 12.00 a 1930 horas
J.Ellauri 1149 esq. Martí
7075585 12.00 a 1930 horas
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