Vidalín, vidalita o el negocio brutal de la cultura para un país emergente
Vidalín, vidalita o el negocio brutal de la cultura para un país emergente
Hoy charlaba con Federico, el profe a cargo del gimnasio sobre la idea -imposible para ambos- de irnos en su moto a Río a ver a los Rolling Stones.
Divagábamos en broma sobre la genialidad de la Municipalidad de Río de Janeiro de pagarle a esos bestias, ídolos inmortales, un par de palos verdes para que toquen en Copacabana, con lo cual Río se llenará de gente que se consumirá hasta el último choclo y el ultimo camarón en la playa, tema que ya habíamos tratado en dupla el amigo Maggi y yo (pidan las notas los que no las leyeron) y que era el del fabuloso negocio para las ciudades de traer gente a comer, dormir y comprar.
Divagábamos en broma sobre la genialidad de la Municipalidad de Río de Janeiro de pagarle a esos bestias, ídolos inmortales, un par de palos verdes para que toquen en Copacabana, con lo cual Río se llenará de gente que se consumirá hasta el último choclo y el ultimo camarón en la playa, tema que ya habíamos tratado en dupla el amigo Maggi y yo (pidan las notas los que no las leyeron) y que era el del fabuloso negocio para las ciudades de traer gente a comer, dormir y comprar.
Carlos, que sabe más que yo por mil razones, daba el ejemplo, el único ejemplo de esa muestra de inteligencia que se dio en el territorio de Uruguay y que fue el que dio el Intendente Vidalín en Durazno, dos veces, en que llenó Durazno, la tierra natal de mi padre, a la que nadie va nunca porque no hay nada que ver, de miles y miles de personas que no irían de otra forma por un producto inventado de coste cero que se llama: Inteligencia, la misma que usa el Alcalde de Río que les paga a los Rolling para que vayan, la gente asista y se llene Río de dólares, euros, pesos y libras.
Vidalín, me contaba Federico, no sólo armó la movida de Durazno, lo que le significó ser reelecto per sécula seculorum en un país frentista -él es Blanco ¿saben?- y ser la pieza de ajedrez que el Partido Nacional deberá usar en las próximas elecciones para liquidar esta patria progresista que no da para más al año de su gobierno invisible y me pierdo... Me contaba que iba Vidalín por la carretera ya que el hombre sale a ver las cosas por sí mismo y que viendo pila de pibes que no llegaban a tiempo para el Festival, mandó camiones de la Intendencia a levantarlos y, de paso, a darles pan y salame para que llegaran puchereados, ¡genio!
Luego, me siguen contando, a los que quedaron rezagados y sin un mango -malabaristas, tragafuegos, mamados y droguetas- les hizo en el Estadio un show para ellos, al que fue todo Durazno a verlos y les dio su noche de gloria. Al otro día, para que no jodieran en la zona, les dio de morfar un refuerzo y los llevó en ómnibus a Montevideo. Salieron todos los pibes adorando a Vidalín. ¡Genio!
Vidalín es un tipo joven y piensa como tal, apunta al país joven, al mercado de los jóvenes que serán mayoría, los nuevos consumidores de servicios en todo el planeta, por eso le salió bien, porque el hombre... piensa en joven y no en viejo carcamán. Apostó y ganó a un mercado emergente, no a uno moribundo como lo hace el resto del país.
Y veamos lo que hace el resto. Se da la posibilidad de que los Rolling vengan a Uruguay y el Opa de ZZ(SS) no se le ocurre mejor opinión, en su mentalidad calvinista, que informar a un Presidente Invisble que no, que hay que cobrarles a rajatabla, esto es, con la misma mentalidad de enano mental del Intendente De Los Santos, el nuevo mediocre de Maldonado, que revienta a impuestos a los que él cree que les sobra y deja robar en la calle a los pichis que apestan un lugar que debería ser área protegida para que los ricos -los que nos dejan plata y nos dan laburo- se sientan seguros y con eso, como dije en la nota anterior, ni hubo ni Rolling ni un carajo, se fueron a Río.
¡Pero! Oh, Serrat -que me cae bien el viejo ese, que lo quiero- vino a Uruguay y Tabaré, que es un viejo, es un diplodocus mental, lo declara de interés nacional, a un diplodocus musical para los que estamos en la edad del Alzheimer, de las várices y de la gota, pero que para el mercado emergente es tan antiguo como Colón y que no convoca a nadie a que consuma, porque los viejos somos ratones y miserugos y amarretes y no somos mercado más que para los hospitales y los geriátricos. A eso apostó Tabaré el Viejo y Erlich y el país represor y tanguero, apostaron al pañal geriátrico... y no hubo un mango de beneficio.
Esa es la cosa, el negocio de la cultura es ideal para países como éste que no tienen petróleo ni uranio ni una clase dirigente digna, pero debe ser apuntado a los consumidores emergentes, esto es a los que hoy, por ejemplo, hacen crecer a las compañías telefónicas que no somos los viejos que usamos el mail, sino a los pibes que usan el sms, el mensaje de texto por el celular y el msn, a los pibes de toda edad que consumen servicios nuevos, servicios financieros y culturales. Traigan músicos, poetas, hagan lo que hacía Litman en Punta del Este, hagan festivales de cine, de Rock no de Serrat o Sabinas, buenos músicos pero alcahuetes de las izquierdas, traigan gente joven para gente joven y verán qué montaña de dinero tenemos en las manos.
Río lo entiende, la vieja y aburrida Montevideo de "Whisky" y sus eternos perdedores onettianos ( ¿¿que su puede esperar de un pais que yiene como icono cultural a Onetti ???) no lo chapa, vos que sos un pibe, a la edad que tengas ¿me seguís o no man?
Por eso me gusta Vidalín, Vidalita Ye Ye, Lets Rock baby!!
See you later alligator.
Felix Obes Fleurquin
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