El día que nació Carolina Blue hace 25 años

El día que nació Carolina Blue hace 25 años



Esta semana, para respiro de todos los lectores, hacemos un alto en las críticas y maldiciones a ANTEL & CIA., esa esperpéntica asociación para robar al usuario conformada por las empresas del Estado y los monopolios privados que actúan de la misma forma y frenan todo adelanto; si no, miren la antinatural (?) alianza de los canales de cable con el Estado para meter el bodrio del Cardales a prepo, mal hecho -la idea, como todas las ideas básicas, no es mala, pero la distancia entre la idea y la instrumentación, en fin, un desastre- y punto. La semana que viene haremos un balance de resultados de la campaña por el ancho de banda; hay grises, negros y blancos en el tema, pero opino que el solo hecho de que ANTEL inventó unos malos planes nuevos - estúpidos, ridículos, mentirosos- es bueno, ya que el escorpión que no puede ser rana, trata de hacer algo. Volveremos, dijo Terminator, la semana que viene sobre el tema.

Entretanto, NO cambien los contratos ADSL por ese de 40G, es malo, malo.

Ahora al tema. Mi nena grande, Carolina, cumple 25. La que a los 15 escribía su boletín juvenil en Equinox. Metí uno de puro padre para que lo recuerden.

Esto es para mi hija, para que quede registrado el proceso de las 24 horas anteriores al día que nació.

Acto 1
Caro, ese día era verano y tu madre y yo estábamos en Tío Tom, nuestro lugar favorito del este, unas cabañas que en esa época eran simples y tenían una playa propia a dos kilómetros de Solanas, bien calculado para que yo saliera a correr de ida y vuelta. Tu madre estaba muerta de calor y con unos amigos, Carlitos y Cristina, que estaban ahí, le hacíamos pocitos en la arena para que se tirara de barriga y descansara la panza mientras tomábamos el sol.

Pasado el mediodía salimos a caminar y llegamos hasta Punta Ballena; trepamos los tres, ahí estabas tú, las rocas y llegamos hasta Casapueblo, todo a pleno sol y a la vuelta, esos dos kilometritos, nos tomamos una Coca en Solanas. A las 12:00 de la noche -ya era 5 de marzo- tu madre, mientras yo leía y me acuerdo bien porque tengo la suerte de tener buena memoria, el libro uno de El Señor de los Anillos, rompió aguas o como le digan. Llamamos a tus abuelos para darles el aviso y nos subimos con lo puesto al viejo y fiel BMW 320, el caballo azul de tu viejo, el unicornio imperdible y ahí salimos al trotecito parejo hacia Montevideo.

Tú ya sabes y es una historia clásica de familia, que yo había soñado un par de días antes que era yo mismo que te traía al mundo, con mis manos porque la partera no llegaba y tu madre lo sabe, así fue. Me tuve que tragar todos mis miedos y hacer yo el trabajo de parto porque Catalina Rumi no llegó ni ese día ni nunca. Yo lo había soñado y así fue. Tu nombre de Blue viene de que yo ya sabía el color de tus ojos.

Acto 2
Llegamos a Montevideo directo al Sanatorio Americano gracias al viejo y fiel 320 -algún día alguno de ustedes me va a tener que regalar otro de esos viejos, duros, confiables, mecánicos sin electrónica estúpida, con su ronquido particular de motor gastador e ineficiente pero feliz- y Gerardo Bozano me mete el mameluco de los médicos y me dice: "Bocha, venite con nosotros". Y ahí salimos a la sala de operaciones o como se llame: tu madre impecable, ni un grito ni nada, yo casi mareado los seguía y empieza el show, tijeras, bisturíes y, de repente, aparece una rana azul y gritona que eras tú y te me ponen en las manos y toco el cielo así de golpe: ¡Cha Chán!, mientras hacen todo el asunto de corte del ombligo. ¡Y no me desmayé!

Así fue, mi niña. Al otro día eras una bolita rubia y rosada, tengo las primeras fotos de tu abuelo, mi padre, contigo en brazos. Mi madre te está mirando.

No te dé vergüenza que tu padre escriba esto, todos los padres hacemos lo mismo y yo lo hago con la misma ingenuidad, cada año que tú y tus hermanos cumplen años. Recordamos esos momentos, que son los únicos, los más importantes de nuestras vidas, los que le dan sentido a todo lo que hacemos, los que justifican cada cosa que vamos dejando por el camino.

Pavadas aparte, ¡Feliz Cumpleaños Caro!

Tu viejo.

Montevideo, 5 de marzo de 2009