Una uruguayez patética
Una uruguayez patética
De la reforma impositiva que para muchos, muy muchos diría una tía, es nada más que una medida desesperada del Estado socialista para sacar dinero para pagar su funcionamiento monopólico y al borde del colapso, no da mucho para opinar. Salvo para decir que es un engendro, un robo basado en la tergiversación de un concepto, que no es malo per se, como es el Impuesto a la Renta, aplicado en todas las sociedades avanzadas del planeta, pero con criterio y mesura y destinado a mejorar los servicios que ese Estado presta.
Claro, pero en Uruguay, en toda época, las ideas razonables naufragan en un mar de chapucería que es inherente a nuestra inmadurez como sociedad y a una creciente degradación del nivel intelectual y moral, tanto de gobernantes como gobernados. Entonces se hace una reforma que sólo castiga al éxito, penaliza al que -según los que la hacen- tiene "de más", porque para ellos, mientras no le toque su feudo -vean a las huestes sindicales de AEBU y ADEOM, entre otras, desesperadas porque a ELLOS no se los toque- el que tiene más que ellos o más de lo que, en su mediocridad, nunca tendrán, debe ser castigado y penado, porque es un enemigo de clase. Por otro lado, como no hay muchos ricos a robar en Uruguay, la reformeja de marras tiene que meter mano en lugares y sectores donde ningún estúpido metería mano porque eso es dañar las patas de la silla donde está sentado.
Clase media, jubilados, sueldos magros son saqueados de forma descarada apoyándose en las razones inherentes de una constitución que por sí misma no tiene ningún valor porque no ha sido hecha por los dioses sino por los mismos uruguayos, mismos que han provocado que este país sea una comarca de décima en lugar de un país rico y productivo. Por ende, discutir sobre la no o sí constitucionalidad de esto es de una uruguayez que me resulta patética.
Lo más importante es que éticamente es deplorable asaltar a los jubilados, históricamente inconveniente y negativo atacar a una clase media que es el pilar de la nación, ya que ella paga a los parásitos de los sindicatos y monopolios y ya no da más de un saqueo tras otro y de una mentira tras otra. El IVA debería ser bajado en serio, a un 8 ó 10%, los monopolios destruidos... en fin, ya sabemos todos lo que hay que hacer, pero la clase política prefiere circos como éste armados por un fiscal, un ministro y muchos que se anotan en una discusión al pedo. Sí, al pedo del repedo y disculpen la grosería, pero lo digo así para que les quede clarito que terminará en nada, como en nada terminará lo del aborto, porque es otro circo y nada más. Y en nada de nada, pero en más costos para la clase media terminarán todos los maravillosos planes de este fracasado gobierno y en nada de nada terminarán los intentos -otro minicirco- de una pésima oposición que no cumple moral ni técnicamente con su rol.
Acá no se hará nada en serio porque la sociedad toda, por acción u omisión, tiene la culpa de esto. Unos, los que votamos a unos, otros los que no habiéndolo hecho no se organizan para defenderse y como buenos uruguayitos esperan que otro lo haga por ellos, pero ni qué hablar de dar la cara, de hacer algo más que no sea una queja, las más de las veces por medio una carta a El País u otros, ni siquiera firmada por su nombre sino por su cédula, no sea cosa Doña Juana y Don Julito, que enojemos al comisario y nos patee el culito. Así no vale y por eso tenemos este gobierno, que no es una invasión de marcianos sino un producto generado por una sociedad corrupta, débil, cobarde y facilista que crea políticos a su pura imagen y semejanza; y entonces se dan reformas truchas, sigue la corrupción, pero ahora de otro color y se hace un circo semanal para que la gente quiera creer que algo puede pasar.
Es patético.
La culpa de que tengamos a estos, estimado lector, no es de otros, es tuya, mía y de ellos, de todos, de los otros partidos que por ineptos, imbéciles, débiles y corruptos, dejaron un espacio abierto para que entraran otros que, si vamos a ser sinceros, son peores, sobre todo porque se creen mejores, así que agregan a su ineptitud la soberbia del burro que no se reconoce como tal. La culpa es de todos y por eso no hay nada qué festejar en esta payasada semanal, ni a favor ni en contra, ni que la Suprema Corte que está integrada también por uruguayos y no por suizos ni neozelandeses, diga lo que diga, porque acá, hasta que no admitamos que tenemos que ser un país serio y que definitivamente NO LO SOMOS NI NUNCA LO FUIMOS, seremos esto.
Si se molestan, amigos, peor para ustedes, después tendrán que asumirlo.
Abrazo.
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
1 Comments:
At 6/24/2012 8:24 PM, Anonymous said…
Hola,
Muy bueno el articulo
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