Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Wednesday, March 14, 2007

¿Y nuestros muertos, los asesinados por los que hoy están en el poder?

¿Y nuestros muertos, los asesinados por los que hoy están en el poder?



Hace unos años, antes que los tupamaros, que hoy gobiernan, y del resto de los criminales que desataron la guerra civil de los '70 que llevó a la dictadura y cuya llegada fue bienvenida por la mayoría de la gente que hoy está en el gobierno, escribí con rabia una nota sobre un muerto, un asesinado por los tupamaros, que fue publicada casi simultáneamente en Equinox y en Enfoques de nuestro amigo y colega Ricardo Garzón.

Y lo hicimos porque en ese momento los asesinos y sus cómplices habían empezado la farsa pseudojudicial, que no es más que una cacería de brujas para tapar sus propios crímenes contra los miembros de la dictadura militar, culpables algunos de ellos, también, de muchos desaguisados y violaciones a las leyes, pero sobre los cuales la sociedad, de manera democrática, había expresado que el tema debía cerrarse para que Uruguay, que ya había perdonado a los criminales de la izquierda , perdonara también a los de su contraparte en la derecha y se pudiera hacer un país que, saliendo de otra guerra civil como muchas de las del pasado, decretara el clásico: "Sin vencidos ni vencedores", actuara de forma madura y dejara a los muertos de cada lado para que fueran llorados por sus respectivas familias.

En esta línea habían actuado muchos países -pongo el ejemplo de Sudáfrica- y en la misma línea el Presidente Jorge Batlle instauró la Comisión para la Paz, para que los desaparecidos fueran encontrados y sepultados de una buena vez en tierra sagrada y no permanecieran como heridas abiertas en la piel de la República. Y así se hizo, pero... al llegar los cómplices del golpe de Estado y los alquimistas al poder -que habían abierto la caja de Pandora de la violencia y que aún hoy no reniegan de ella- lo pactado por la sociedad civil con la militar fue violado con trapacerías jurídicas y con la complicidad de muchos en el Poder Judicial afecto al poder de turno, como en todo régimen de orientación básicamente marxista; y comenzó una cacería de brujas para jolgorio de la chusma y para saciar el rencor de unos incapaces que, derrotados militarmente por cobardes e ineptos, se había enquistado en la izquierda para manipularla en beneficio de sus planes a corto o largo plazo -diferencia entre Mujica y Marenales- para la instauración de una dictadura revolucionaria, ajena al modo de vida republicano democrático.

Se ha armado un circo, teniendo como presos políticos, a oficiales y civiles que tuvieron particular actuación en la derrota militar y política, que en ningún país civilizado y de derecho existiría -éste no lo es hoy día- para manosear, engrillar, humillar, insultar- a los que los derrotaron y pusieron en evidencia su cobardía como soldados de pacotilla, treinta años atrás. Y sobre todo, han apuntado a víctimas más fáciles, a Bordaberry que no tiene apoyo político alguno y que una campaña de años ha convertido en un ogro para espanto de los idiotas o a oficiales medios, cuyos mandos, ahora plegados al poder, han vergonsozamente entregado.

Es eso, venganza perpetrada por un gobierno que prometió -como prometió y tampoco cumplió miles de cosas- que respetaría la Ley de Caducidad. Pero ¿por qué debería sorprenderme de que este gobierno violara una ley o la propia constitución si lo hace a diario por la vía directa o indirecta? Para nada me sorprende esa venganza a los soldados y a los civiles del otro bando y la persecusión y espionaje a sus familiares y amigos, porque eso es lo que hacen los regímenes arbitrarios y las dictaduras en que este gobierno basa su actitud frente a la vida, porque eso hacen sus amigos intelectuales en Venezuela y Cuba, en Bolivia y en Argentina, porque todos llegaron al poder por los medios que la democracia da, pero para actuar en la medida de su particular ideología, que es antidemocrática. Un marxista es un antidemócrata y no hay tu tía, porque no cree en lo que creemos los demócratas, lo desprecia y nos desprecia y para él somos un enemigo intelectual al que tolera y nada más, pero que si pudiera, su mundo feliz sería la Rusia stalinista, el fascismo rojo del mayor genocida del siglo XX que dejó a Hitler mismo a la altura de un principiante.

Por eso he retomado un tema que no me gusta, pero que no puedo ni quiero evitar porque siempre fui de tomar lados, no de hacerme el que quiero quedar bien con todos, así que saco a relucir a mi muerto, Pascacio Báez y a los soldaditos ejecutados por los tupas, que de tan cobardes que son, tratan de endosárselos al Ejército; a los asesinados todos que no tienen lobby ni buscan lucrar con la muerte ni que el Estado les pague por ser familiares de asesinados; a los que hoy, 30 años después de los hechos, de los que hace 20 votamos para que se cerraran, ven a una turba de viejos y viejas rencorosos que medran con el dolor y con la ignorancia de la masa inculta y vienen a vengarse y a tratar de cambiar la historia nacional para que su cobardía y su ineptitud aparezca en los nuevos libros disfrazada de heroica resistencia. Pero no dejaremos que eso pase, la sociedad no dejará que eso suceda.

Los dejo con la nota sobre nuestros muertos, sobre los muertos que nunca han pedido venganza, porque estos, además de héroes involuntarios de la lucha contra una guerrilla homicida, en su uruguayez y desde donde se encuentren, sólo pedirían la paz para esta República que tiene mucho que hacer y que no puede ni debe perder más un minuto en esto.

Los señores oficiales y políticos encarcelados por medio de presiones y trapacerías de leguleyos, deben ser puestos en libertad de inmediato para que, en su esfera privada, vivan el resto de sus vidas con mayor dignidad que la que en un millón de años no podrían tener los que los usan como chivos expiatorios de su derrota. Hoy son presos políticos por razones políticas y esta farsa debe terminar ya mismo.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
Marzo de 2007

Un paisanito de morondanga
AL QUE NADIE LE PUSO UNA PLACA, UNA MENCIÓN



Hoy, en que al final la izquierda ha reconocido -a medias como todo uruguayismo- que el asesinato a sangre fría de cuatro soldaditos fue eso, un asesinato y no una "valiente acción de guerra"; hoy, que esa izquierda que quiere llegar al gobierno debe allanar el camino y quedar bien con el Ejército que comandará -quizás, quién sabe, en una de esas- y accede a poner una plaquita en una esquina, se deja de lado a Pascacio otra vez, porque ese paisanito no representa poder ni votos ni a nadie le importa, ni es nada más que un gil de a pie y un gil muerto. No es un Dan Mitrione, es nada más un uruguayo común y por eso no vale nada para nadie.

Pascacio Báez, sin lobby de izquierda que lo defienda, sin lobby de derecha al que le importe, es el muerto más muerto de una guerra civil que sólo se recuerda hoy para recolectar votos para un gobierno que viene y que se apoya en el odio por el odio mismo y que tiene sus muertos célebres a los que usa para hacer llorar de pena pero que olvida a los otros muertos de esa guerra porque no son rentables para sus fines.

Y el pobre Pascacio, al que se le dio una eutanasia progresista y al que nadie pidió perdón ni disculpas, se muere a cada día ya que no tiene abogados ni jueces que bien pagos, que bien promocionados para figurar en el gobierno que viene, se ocupen de él. Pascacio no da votos, es un pobre paisano humilde y sin voto que fue asesinado por ver lo que los senadores y diputados del MLN, que se ríen de su muerte, no querían que viera.

A la izquierda intelectual no le importa un carajo Pascacio. A mí, sí.

Ellos tienen sus cadáveres militantes, los que sabían lo que les esperaba; yo tengo a ese paisano que pasaba por ahí y que por pasar, fue muerto.

Los soldaditos de guardia asesinados por el MLN, Pascacio, los caídos por la República atacada por dementes asesinos que en democracia les declaró la guerra y la ganamos, no tenemos nada que ver con la dictadura militar que fue un producto del MLN, de la insania de su locura fascista, de su desprecio por la "democracia burguesa", asesino a diestra y siniestra como asesinaban los gorilas creados por ellos, por su juego asesino que trajo esas tormentas.

A ningún progre le cae bien Pascacio. Su familia, los que lo lloran, no son nadie, no tienen un mango para pagar a los leguleyos que por fortunas hoy salen como perros hambrientos a ladrar a un segundón, en lugar de ser hombres y salir a pedir cuentas a quien las debe dar.

Pascacio debe ser el nombre del muerto que los demócratas recordemos, aunque el pobre hombre no entendería de qué se trata. Es nuestro muerto, el que como siempre, en ese patoterismo diario, olvidamos. Démosle su lugar, es un hombre común, un "don nadie", que vio una guarida de criminales y murió por ello. Todos somos Pascacio Báez y si no lo quieren reconocer, es que están tan enfermos de odio que todo lo suyo es pura propaganda. Él era uruguayo, él está muerto, su gente es tan pobre que no se le ocurre ir a la defensoría de nada a reclamar nada y como a nadie le importa, yo, Félix Obes lo reivindico y lo hago mi reclamo.

Y a él, desgraciado caminante que vio lo que no tenía que ver, le dedico esta nota ya que ni la izquierda ni la derecha ni el medio ni el fondo quieren nombrarlo, porque al nombrarlo se la juegan por un hombre común, cuyo pecado fue estar en el lugar equivocado el día que los tupas -esos del MPP, esa mayoría del quizás gobierno que viene- lo mandaron matar en un acto que no ha tenido justicia. La muerte de sus "guerrilleros" ha sido su tema, la muerte del que ellos mataron fríamente, no es tema de nadie.

No quiero a Mujica ni a su grupo de asesinos gobernando mi vida. No quiero saber nada con un grupo de gente que aplicó la inyección letal por no incomodarse en retenerlo por el tiempo que fuera. Para mí los tupas igualan a Bush, Rey de la Pena de Muerte y no los quiero en el poder. Pepe es muy divertido, como el Joker de Batman...pero son letales, matan friamente y no están ni arrepebtidos ni han pedido perdón; es mas, muchos de ellos, sino todos, justifican esos crímenes y para tener gente así en el poder, también podriamos votar ¿por que no si son iguales? a Nino Gavazzo y al Goyo Alvarez.

Hasta la semana que viene.

Félix Obes Fleurquin
Junio 2004

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