Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Monday, September 14, 2009

Desde la parte verde del campo


Ooooommm...
Esta semana me fui de vuelta a la chacra de Carolina y hasta me llevé el lastop, como dice Maia, para sentarme mirando la sierra de la Ballena y escribir una nota editorial de campeonato, toda llena de alegorías telúricas, de descripciones de paisajes, de anécdotas familiares, pero... resulta que largar un semanario desde el lastop es más complicado, no tenía todo ajustado para eso, sin tener en cuenta que cada vez que llego a lo de Carolina entro en estado de licuefacción mental, ya que el ambiente de calma es tal, que lo último que se me ocurre es meterme doce horas en la red a sacar un semanario.
Y hete aquí que lunes por la mañana, después de haber trotado como una cabra de las que Maia vio y tuvo a upa en La Pataia este domingo, me siento en mi máquina de escritorio, que los lastop son bárbaros pero son para otra cosa, son como lanchas rápidas para operaciones comando y de apoyo, pero no hay nada como los portaviones de la flota para desplegar todo en orden correcto y en el lugar adecuado; y me disculpan la comparación naval pero es de leer un libro al respecto que comentaré en otro momento.
Fue una semana surtidita, cumplí años de nuevo, una rutina que cada vez me deja menos perplejo, si es que alguna vez lo estuve por este pedestre evento que le sucede desde la primera bacteria antepasada como al último elemento biológico del universo. Van fotos familieras por ahí. Pasó otro 11 de Septiembre con menos escritos al respecto que años anteriores; murieron varios famosos y nacieron otros que lo serán en el decenio que viene y pasaron de largo una cantidad enorme de hechos políticos en la comarca pampeana esta -barrida por el viento y sumergida en el dulce de leche mental- que no me llamaron la atención en demasía, salvo el lanzamiento o, al menos, el día en que lo descubrí, de un nuevo navegador de internet que era famoso en MAC y promete mucho, si lo hacen más amigable para Windows: el Safari de Apple. Pruébenlo y me cuentan.
Entre los regalos de cumple selecciono el de Maxi, siempre con sus libros diferentes, que me van educando en temas que había ignorado o no los había tenido en cuenta: "El guardián entre el centeno" de Salinger, que conocía de mentas http://es.wikipedia.org/wiki/El_guardi%C3%A1n_entre_el_centeno y que me devoré en la ida y en la vuelta de COPSA, para disgusto de los del asiento de al lado que tuvieron que bancar la luz de lectura que nadie usa porque nadie lee (van jodiendo con sus mensajitos y sus mp3, pero nunca vi nadie con un libro o al menos un diario desplegado). No hago generalizaciones, pero me temo que las luces de lectura de los ómnibus son sólo para contabilizar la enorme cantidad de gente que no lee ni leerá nada en sus vidas sin libros.
Creo que algo más ha de haber sucedido fuera de mi cápsula del tiempo este fin de semana; para eso lean a mis queridos amigos, los columnistas, que por suerte están ahí y dejan constancia de la realidad, mientras yo quedo prendado de un camino de tierra, de balastro rojo entre el monte criollo, que creo que para mí será lo que veré y recorreré en mis últimos instantes, como los vikingos barbudos veían la puerta del Wahala o los árabes las huríes del profeta. No hay nada más perfecto que esos 4 kilómetros 600 metros de la portera de la chacra hasta la loma, desde la que se ve La Pataia.
Hasta la semana que viene, los dejo con un abrazo.

Bocha

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