Dead man walking
Dead man walking
Estamos en el corredor de la muerte. El país entero está condenado a la pena capital, a su desaparición como nación viable y pocos nos damos cuenta de eso.
El peso del Estado, el peso de sus mastodontes monopólicos y de su ¿política? fiscal, que sólo trata de saquear más para tapar más deuda pública impagable; las mafias sindicales -especialmente los sindicatos estatales que prefieren que el país implosione, a ellos perder poder- que sólo defienden sus privilegios y una ola general de estupidez suicida a todo nivel, hacen que, de ser un país con posibilidades de ser un puerto libre al estilo de los puertos del Báltico (que liquidada la pesadilla comunista, han vuelto a ser lo que eran 500 años antes) estemos a punto de convertirnos -gracias a una suma de pésimas administraciones- en una zona marginal, en un espacio secundario, en donde sólo se acumulará pobreza y frustración en lugar de riqueza y éxito.
La nación está en el corredor de los condenados a muerte -y no sólo debido a este pobre y desgraciado gobierno de barrio, inepto y mediocre sin mandos claros, una especie de colegiado de la mediocridad, sino a toda la suma que trajo esto- en donde los guardias de la prisión dicen la frase del título para cada uno de sus integrantes: un hombre muerto que camina, un condenado, un terminal.
Se ha dejado pasar un TLC, se nos ha mostrado al mundo como una banda de imbéciles que, habiéndosenos ofrecido la asociación con USA, hemos permanecido en un Mercosur que es una inexistencia; el país está sumergido en un juego de personas sin visión futurista sobre muertos de hace treinta años; los dos partidos que deberían haber sido el freno de la izquierda y sus veleidades fascistas, se han suicidado intelectualmente y se han convertido en un referente menor, una mala copia que deja a la Parva Domus o al Club de Bochas de Nueva Palmira al nivel de las Naciones Unidas; el país está lumpenizado, se hace el culto de la murga y el mate, se toma a un pobre gracioso que muere de mal humor como un fabuloso humorista cuando sólo se podría haber reído de sí mismo en una noche de copas. Todo huele a frustración de viejos con naftalina.
Es el país en que triunfa un Onetti. ¿Cómo podría ser el Uruguay un país triunfador, si uno de sus referentes literarios es un pesimista, un alcohólico fracasado que escribía de personajes grises y mediocres?
Apesta a Alzheimer
Los jóvenes han sido eliminados de la ecuación, priman los viejos de espíritu y su visión senil y rapaz de la realidad. Un presidente que no tiene nada que enseñarnos ni ética ni moralmente, sale a catequizar contra el aborto; las únicas zonas viables -las francas- son aquellas en donde el saqueo impositivo no entra y, por otro lado, en Anchorena, una camándula de ancianos se reúne a comer un asado y habla de una reforma del estado que no comprende porque, en su retrogradez natural, no la podrán hacer jamás pues su naturaleza se los impide.
Y, al otro día, la reforma del estado que no reformará otra cosa que meter más empleados públicos para terminar de convertir al país en su feudo particular. Esa reforma que no tocará nada es la montaña que no parirá un ratón, a duras penas nacerá de ella una bacteria y, además, con sindrome de down, a imagen y semejanza de la capacidad intelectual de esta banda de mediocres que han tomado el poder.
Afortunadamente tenemos una generación nueva, nuestros hijos, que no hablan de muertos ni de guerras, que trabajan para triunfar y que harán lo que hay que hacer una vez que hayamos desaparecido del escenario y eso es bueno, es positivo que un Uruguay viejo y fracasado termine, para que otro, lleno de zonas francas sin los estúpidos impuestos, sin los miopes partidos de hoy, sin los imbéciles viejos de hoy, un día, de golpe, hagan de este territorio un mundo de gente rica que gane dinero, sea feliz, haga buenos negocios y se deje de joder con discusiones de ancianos anquilosados, esos malditos condenados a muerte, esos Dead Man Walking.
Y la última novedad: quieren hacer servicio militar obligatorio, una locura fascista. Eso hay que resistirlo de todas formas, no puede pasar, sé que no pasará porque para las imbecilidades y zarpazos de este régimen, tiene que haber una línea que no han de cruzar. Ésta es una de ellas, la otra es la reforma impositiva que hay que pelear a muerte para que no salga, para que no se aplique, para que fracase, para que se les rompan los dientes a las mafias estatales, que se rompan los dientes como se los rompieron con Tienda Inglesa, que fue el símbolo de la resistencia a un poder desenfrenado del mediocre contra el exitoso.
Hay que frenarlos, hay que declarar a este régimen el enemigo número uno de la República, el poder desencadenado contra la clase media, el poder más la soberbia que debe ser resistido por todos los que tengan el coraje de hacerlo.
Me declaro no sólo opositor, sino enemigo del régimen gobernante, no lo acepto como mi gobierno, lo declaro un gobierno de ocupación.
Hasta la semana que viene.
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
2 Comments:
At 3/27/2007 10:07 PM, carlitos said…
De acuerdo en todo salvo en una cosa. Ojalá que salga la reforma impositiva y con eso combinado con la recesión económica que vendrá dentro de poco, tal vez entonces, esta población de imbéciles reaccione.
At 3/30/2007 8:21 PM, Equinox Fin de Semana said…
No creo Carlitos que la gente reaccione, son ovejas, les pegan y dicen si si dame mas papito!!!
abrazo
felix
Post a Comment
<< Home