JEAN MOULIN
El ejército de las sombras
A Jean Moulin. Honor de Francia
El rastro de tu sangre en la bruma y el salto que di esa noche, Ivan Asievich que ha sido herido levemente, casi hace que el tirador alemán me ponga una bala en la frente. Pero esa luna clara me decía que no era el día que debía morir y el impacto dio casi a dos centímetros de mi cabeza y ahí me quedé boca arriba, mirándola como a una mujer luminosa, mientras el humo del disparo se congelaba bajo la luz de la luna que se había asomado curiosa entre las nubes. Así pensaba Claude Lucien.
Metros más allá, Ivan, que se había zambullido de cabeza detrás de Claude* en la zanja, puteaba entre dientes la rabia de haber sido enviado por la NKVD a entrenar y dirigir a estos putos franceses que hacían la guerrilla como se les daba la gana y no como le habían enseñado en su campo de entrenamiento de Zamidir. ¿A qué imbécil se le ocurre dinamitar un puente en una noche de luna?
-Este ruso de mierda se piensa que las sabe todas, ¿o se cree que elegimos la noche para hacerlo volar? Le dice Claude Lucien a su prima Estele, ya que se dio cuenta de lo que el ruso pensaba y salen corriendo por entre los setos, pues no quieren caer en manos de la Gestapo que ya ha asesinado a su jefe, a su amigo, Jean Moulin, el espíritu del Maquis, el amigo de De Gaulle, hace casi un año, pero que ha dejado legado de resistencia en cada parcela de Francia. Claude, Estele y el ruso se pierden en la noche, la luna se ha ocultado, cómplice; salen a un camino entre dos granjas y se dirigen a liquidar la estación de radio alemana en Vierville Sur Mer, esa que escucha el alemán que va a morir esta noche, ese mismo buen tipo, el bonachón de Helmuth que Claude conoce de las tabernas y al que ha de liquidar porque de eso depende parte de la victoria.
Ivan, que sabe francés pero que ha sido entrenado para hacerse que no, sacude la cabeza y le sonríe. Han aprendido a tolerarse y cuando esto termine, el día antes que el ruso retorne a Moscú para ser fusilado por el solo hecho de haber estado expuesto a Francia, cenarán y se emborrocharán juntos, pero eso lo contaremos en otra nota.
Discurso de Malraux el día que Jean Moulin es enterrado en el Panteón
http://beaucoudray.free.fr/jeanmoulin.htm
El Gran Resistente
http://www2.ac-toulouse.fr/col-jmoulin-toulouse/moulin/jean00.htm
Mientras tanto, muchos años antes ya que el tiempo es una fina madeja cuyos hilos casi siempre se mezclan, otro francés escribe a su mujer en vísperas de otra batalla.
Nuestras espadas, escribía casi 100 años antes Pavel Sobiesky en la noche de vela de armas de Waterloo:
Je pense a toi Agnes ce soir
(Archivo de Marcel Dunnier, 1944, Les Archives de la Memoire de un soldat, en la biblioteca de Antonio Xavier en Maryland)
Traduzco a lo bestia:
"¡Horror mujer, qué horror tanta sangre!
Nos quedamos sin munición esperando a las tropas de Grouchy esta tarde en Waterloo y no llegaron, debo hacer tiempo para cargar mi mosquete en este horrible calor y mar de barro. Debo deciros, amor, que hemos sido derrotados y que el Emperador está muy atribulado. Vos deberíais, mujer, ir a casa de vuestra madre en Lyon, puesto que creo la fortuna ha sido negativa para Francia, deberíais, Agnes, iros de París. Os encontraré, Dios mediante, el día de Pascuas.
Tanta sangre mujer, me espanta, me revuelve, soy hombre de armas pero esto ha sido demasiado, hemos cruzado una noche de sangre para encontrar una peor, no merecemos esto."
El Panteón, París
Es a la muerte de Víctor Hugo, cuando su cuerpo se transfirió en 1885, que el monumento se volvió un homenaje para celebrar los grandes hombres. Sobre el frontón, se puede leer "A los Grandes Hombres la Patria agradecida".
El Panteón sirvió de laboratorio experimental a Léon Foucault (lean a Eco "El péndulo de..."). Instaló un péndulo para demostrar que la Tierra volvía sobre sí misma.
Las últimas importantes ceremonias del Panteón señalaron la segunda mitad del siglo XX: las cenizas de Jean Moulin se transfirieron en 1964, con este motivo André Malraux pronunció un famoso discurso en presencia del General de Gaulle.
André Malraux mismo encontró su último descanso en el Panteón el 23 de noviembre de 1996. Yo estaba en París y lo vi.
http://www.geocities.com/Paris/2102/vext03.html
El último por sucederlo fue Alexandre Dumas.
Pero esa noche del 5 de Junio en Vierville Sur Mer
Despacio, con el puñal en la mano, Claude se arrastra hasta la trinchera y se deja caer. Levemente, como un copo de nieve, muerto de miedo, queda en el fondo de la zanja, temblando. Sabe que va a matar, él, maestro de escuela, a quien han creado para llevar la luz, llevará un trozo de la noche y aprieta el cuchillo; casi como en sueños ve la luz del bunker donde matará a Helmuth Friedrich que nacido en Tubingen, patria de la música, ha de morir degollado por un amigo que hubiera tenido de no haber existido esta guerra. Así, en ese sacrifcio, Claude entrega de un tajo -entrando por la puerta y viendo al alemán enfrascado en su radio- a su víctima.
Desangrándose con terror, la sangre saliendo a chorros de su garganta, reconoce a su amigo de la Taberna De La Cigogne, se miran y quien muere pregunta en silencio "qué me has hecho tú, que me matas, qué te he hecho para que me mates" y nadie responde. Sólo uno mata, sólo otro muere. La cadena de eventos que desde el comienzo de la historia nunca será cortada, se ha hecho de otro eslabón más.
La radio sigue indiferente con los poemas de Verlaine, uno tras otro, en una cadencia de ametralladora, las que a la mañana siguiente, 6 de junio de 1944, barrerán las playas como las hojas de otoño; esas hojas, esas páginas barren mi memoria, diría Antonio ya viejo y recordando ese día, para tratar de que recuerde el horror de ese amanecer.
Helmuth, muriendo por causas de guerra, de repente, en ese mínimo lapso que da la vida antes de desaparecer (tú lo sabes bien, ya me lo explicaste en un destello) querría decir en un grito ronco, ese que Jean Moulin de bronca les dice a sus fusiladores en Vincenes, quizás en otras palabras pero "mátenme, hijos de puta, no logran más que hacerme más fuerte" y cae para que Antonio y yo llevemos un día de julio una rosa roja a su panteón. La rosa es para cada uno de todos los que han participado en esto.
Siempre estuve de acuerdo con que Jean Moulin fue el simbolo de Francia en la resistencia interna como De Gaulle lo fue en el exilio, así que la rosa roja, en nombre de toda su generación, está en el mejor lugar posible; siempre hay una, siempre que fuimos, había al menos una.
Claude, un día, muchos años después, envió a Manuel Xavier el poema que les dejamos y que honestamente no me animo a traducir.
*Claude Lucien, leer la nota referida al 6 de junio de 1944, era el encargado del Maquis de las FFI en la zona de Vierville.
Et d'abord, qui t'es toi?
Moi? Je suis pas grand'chose, presque rien
De la chair à canon, un G.I' quoi
Ceux qu'on appelle les Ricains
Je suis celui qui est venu avec tant d'autres,
Qui est entré en Normandie par effraction
Pour jouer les samaritains, les bons apôtres,
Et qui a contribué à ta libération
On est arrivés, du chewing-gum plein les poches,
Faisant avec les doigts, le V de la victoire
Croyant d'un coup de balai, chasser les boches
Et du même coup entrer dans l'histoire
On nous critique, on nous éreinte,
On est les Ricains, les Amerlos,
Mais on est venu chez vous sans une plainte,
Et sans regrets, nous sommes entrés dans l'eau.
Nous les avons parcourues toutes ces plages:
GOLD, SWORD, JUNO, UTAH et OMAHA,
Sous le feu ennemi, nous sommes sortis des barges,
Et sans hésiter, nous avons livré combat.
Aujourd'hui, le 6 juin, c'est notre anniversaire,
Le jour sinistre de la plus grande bataille,
Le jour qui a fait pleurer tant de mères,
Et qui nous a bardé la poitrine de médailles.
Nous étions fiers de nous battre pour la FRANCE,
Pour nous, vous avez envoyé LA FAYETTE,
Nous avons exprimé notre reconnaissance,
Et largement remboursé notre dette.
Avec mes copains, on est là sous cette terre,
Dans ce coin de Normandie vraiment banal,
On a droit, une fois l'an, à une prière,
Mais on repose dans l'indifférence générale.
S'il vous plaît, un peu de reconnaissance,
Nous sommes tombés pour vous par milliers,
Afin que flotte le drapeau de la FRANCE,
Et que dans le monde revive la liberté.
Nous ne demandons pas grand'chose:
Un peu de respect, une minute de silence,
Sur notre tombe, qu'on dépose une rose ,
C'est peu tout de même pour une délivrance.
Claude Lucien, 1964
Hasta la semana que viene, desde Equinox, retrasmitiendo por Rayuela desde Le Petit Con, en vivo para los que usan WIFI o tienen su WebBlog en Blogger. http://www.blogger.com
Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com
VIERVILLE HOY
http://www.normandie44lamemoire.com/fiches%20villes/vierville.html
A Jean Moulin. Honor de Francia
El rastro de tu sangre en la bruma y el salto que di esa noche, Ivan Asievich que ha sido herido levemente, casi hace que el tirador alemán me ponga una bala en la frente. Pero esa luna clara me decía que no era el día que debía morir y el impacto dio casi a dos centímetros de mi cabeza y ahí me quedé boca arriba, mirándola como a una mujer luminosa, mientras el humo del disparo se congelaba bajo la luz de la luna que se había asomado curiosa entre las nubes. Así pensaba Claude Lucien.
Metros más allá, Ivan, que se había zambullido de cabeza detrás de Claude* en la zanja, puteaba entre dientes la rabia de haber sido enviado por la NKVD a entrenar y dirigir a estos putos franceses que hacían la guerrilla como se les daba la gana y no como le habían enseñado en su campo de entrenamiento de Zamidir. ¿A qué imbécil se le ocurre dinamitar un puente en una noche de luna?
-Este ruso de mierda se piensa que las sabe todas, ¿o se cree que elegimos la noche para hacerlo volar? Le dice Claude Lucien a su prima Estele, ya que se dio cuenta de lo que el ruso pensaba y salen corriendo por entre los setos, pues no quieren caer en manos de la Gestapo que ya ha asesinado a su jefe, a su amigo, Jean Moulin, el espíritu del Maquis, el amigo de De Gaulle, hace casi un año, pero que ha dejado legado de resistencia en cada parcela de Francia. Claude, Estele y el ruso se pierden en la noche, la luna se ha ocultado, cómplice; salen a un camino entre dos granjas y se dirigen a liquidar la estación de radio alemana en Vierville Sur Mer, esa que escucha el alemán que va a morir esta noche, ese mismo buen tipo, el bonachón de Helmuth que Claude conoce de las tabernas y al que ha de liquidar porque de eso depende parte de la victoria.
Ivan, que sabe francés pero que ha sido entrenado para hacerse que no, sacude la cabeza y le sonríe. Han aprendido a tolerarse y cuando esto termine, el día antes que el ruso retorne a Moscú para ser fusilado por el solo hecho de haber estado expuesto a Francia, cenarán y se emborrocharán juntos, pero eso lo contaremos en otra nota.
Discurso de Malraux el día que Jean Moulin es enterrado en el Panteón
http://beaucoudray.free.fr/jeanmoulin.htm
El Gran Resistente
http://www2.ac-toulouse.fr/col-jmoulin-toulouse/moulin/jean00.htm
Mientras tanto, muchos años antes ya que el tiempo es una fina madeja cuyos hilos casi siempre se mezclan, otro francés escribe a su mujer en vísperas de otra batalla.
Nuestras espadas, escribía casi 100 años antes Pavel Sobiesky en la noche de vela de armas de Waterloo:
Je pense a toi Agnes ce soir
(Archivo de Marcel Dunnier, 1944, Les Archives de la Memoire de un soldat, en la biblioteca de Antonio Xavier en Maryland)
Traduzco a lo bestia:
"¡Horror mujer, qué horror tanta sangre!
Nos quedamos sin munición esperando a las tropas de Grouchy esta tarde en Waterloo y no llegaron, debo hacer tiempo para cargar mi mosquete en este horrible calor y mar de barro. Debo deciros, amor, que hemos sido derrotados y que el Emperador está muy atribulado. Vos deberíais, mujer, ir a casa de vuestra madre en Lyon, puesto que creo la fortuna ha sido negativa para Francia, deberíais, Agnes, iros de París. Os encontraré, Dios mediante, el día de Pascuas.
Tanta sangre mujer, me espanta, me revuelve, soy hombre de armas pero esto ha sido demasiado, hemos cruzado una noche de sangre para encontrar una peor, no merecemos esto."
El Panteón, París
Es a la muerte de Víctor Hugo, cuando su cuerpo se transfirió en 1885, que el monumento se volvió un homenaje para celebrar los grandes hombres. Sobre el frontón, se puede leer "A los Grandes Hombres la Patria agradecida".
El Panteón sirvió de laboratorio experimental a Léon Foucault (lean a Eco "El péndulo de..."). Instaló un péndulo para demostrar que la Tierra volvía sobre sí misma.
Las últimas importantes ceremonias del Panteón señalaron la segunda mitad del siglo XX: las cenizas de Jean Moulin se transfirieron en 1964, con este motivo André Malraux pronunció un famoso discurso en presencia del General de Gaulle.
André Malraux mismo encontró su último descanso en el Panteón el 23 de noviembre de 1996. Yo estaba en París y lo vi.
http://www.geocities.com/Paris/2102/vext03.html
El último por sucederlo fue Alexandre Dumas.
Pero esa noche del 5 de Junio en Vierville Sur Mer
Despacio, con el puñal en la mano, Claude se arrastra hasta la trinchera y se deja caer. Levemente, como un copo de nieve, muerto de miedo, queda en el fondo de la zanja, temblando. Sabe que va a matar, él, maestro de escuela, a quien han creado para llevar la luz, llevará un trozo de la noche y aprieta el cuchillo; casi como en sueños ve la luz del bunker donde matará a Helmuth Friedrich que nacido en Tubingen, patria de la música, ha de morir degollado por un amigo que hubiera tenido de no haber existido esta guerra. Así, en ese sacrifcio, Claude entrega de un tajo -entrando por la puerta y viendo al alemán enfrascado en su radio- a su víctima.
Desangrándose con terror, la sangre saliendo a chorros de su garganta, reconoce a su amigo de la Taberna De La Cigogne, se miran y quien muere pregunta en silencio "qué me has hecho tú, que me matas, qué te he hecho para que me mates" y nadie responde. Sólo uno mata, sólo otro muere. La cadena de eventos que desde el comienzo de la historia nunca será cortada, se ha hecho de otro eslabón más.
La radio sigue indiferente con los poemas de Verlaine, uno tras otro, en una cadencia de ametralladora, las que a la mañana siguiente, 6 de junio de 1944, barrerán las playas como las hojas de otoño; esas hojas, esas páginas barren mi memoria, diría Antonio ya viejo y recordando ese día, para tratar de que recuerde el horror de ese amanecer.
Helmuth, muriendo por causas de guerra, de repente, en ese mínimo lapso que da la vida antes de desaparecer (tú lo sabes bien, ya me lo explicaste en un destello) querría decir en un grito ronco, ese que Jean Moulin de bronca les dice a sus fusiladores en Vincenes, quizás en otras palabras pero "mátenme, hijos de puta, no logran más que hacerme más fuerte" y cae para que Antonio y yo llevemos un día de julio una rosa roja a su panteón. La rosa es para cada uno de todos los que han participado en esto.
Siempre estuve de acuerdo con que Jean Moulin fue el simbolo de Francia en la resistencia interna como De Gaulle lo fue en el exilio, así que la rosa roja, en nombre de toda su generación, está en el mejor lugar posible; siempre hay una, siempre que fuimos, había al menos una.
Claude, un día, muchos años después, envió a Manuel Xavier el poema que les dejamos y que honestamente no me animo a traducir.
*Claude Lucien, leer la nota referida al 6 de junio de 1944, era el encargado del Maquis de las FFI en la zona de Vierville.
Et d'abord, qui t'es toi?
Moi? Je suis pas grand'chose, presque rien
De la chair à canon, un G.I' quoi
Ceux qu'on appelle les Ricains
Je suis celui qui est venu avec tant d'autres,
Qui est entré en Normandie par effraction
Pour jouer les samaritains, les bons apôtres,
Et qui a contribué à ta libération
On est arrivés, du chewing-gum plein les poches,
Faisant avec les doigts, le V de la victoire
Croyant d'un coup de balai, chasser les boches
Et du même coup entrer dans l'histoire
On nous critique, on nous éreinte,
On est les Ricains, les Amerlos,
Mais on est venu chez vous sans une plainte,
Et sans regrets, nous sommes entrés dans l'eau.
Nous les avons parcourues toutes ces plages:
GOLD, SWORD, JUNO, UTAH et OMAHA,
Sous le feu ennemi, nous sommes sortis des barges,
Et sans hésiter, nous avons livré combat.
Aujourd'hui, le 6 juin, c'est notre anniversaire,
Le jour sinistre de la plus grande bataille,
Le jour qui a fait pleurer tant de mères,
Et qui nous a bardé la poitrine de médailles.
Nous étions fiers de nous battre pour la FRANCE,
Pour nous, vous avez envoyé LA FAYETTE,
Nous avons exprimé notre reconnaissance,
Et largement remboursé notre dette.
Avec mes copains, on est là sous cette terre,
Dans ce coin de Normandie vraiment banal,
On a droit, une fois l'an, à une prière,
Mais on repose dans l'indifférence générale.
S'il vous plaît, un peu de reconnaissance,
Nous sommes tombés pour vous par milliers,
Afin que flotte le drapeau de la FRANCE,
Et que dans le monde revive la liberté.
Nous ne demandons pas grand'chose:
Un peu de respect, une minute de silence,
Sur notre tombe, qu'on dépose une rose ,
C'est peu tout de même pour une délivrance.
Claude Lucien, 1964
Hasta la semana que viene, desde Equinox, retrasmitiendo por Rayuela desde Le Petit Con, en vivo para los que usan WIFI o tienen su WebBlog en Blogger. http://www.blogger.com
Félix Obes Fleurquin
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