La oposición debe concertar
Una idea de  Maggi
 La oposición  debe concertar
 Presentando la nota de Carlos Maggi que  comparto en parte y técnicamente, aunque el tema no me quita el  sueño
 Nadie hace mucho para ganar si cada uno  de los partidos opositores sigue en esa tónica, no hay ningún líder que haya  tomado la idea de unión en serio.  Tenemos Frente para rato lo que a mí no me  quita el sueño porque cualquier gobierno municipal me hubiera cobrado lo mismo  -mienten si dicen que no lo hubieran hecho- pero en el Frente sí aprendieron a  tragarse sapos y culebras para ganar, porque es lo que importa en política y así  están, gobernando pese a sus diferencias internas.  Casi diría que me admira la  capacidad del Frente para pasar por encima de diferencias irreconciliables  aparentes y poder ganar y gobernar, es un mérito; los otros aún tienen esa  materia pendiente y, por eso, simplemente pierden elección tras elección.  El  Frente divide y vence, los otros se dividen... y pierden cada uno abrazado a su  bandera, a sus principios irrenunciables, a su historia, etcétera, etcétera y  pierden, cosa que, en política como en la vida real, es  inaceptable.
 Las elecciones municipales en los  departamentos de mayor densidad de población, un escenario en pequeña escala de  las nacionales, están cantadas.  Gana el Frente en los lugares donde tiene  mayoría de votos: Montevideo, Canelones y otros y gana en muchos lados donde  está en minoría, por eso de que cada partido opositor parecería que tiene más  recelos del otro que del Frente mismo y así, llevándose a las patadas, tratando  de repartir el espacio de derrota no el botín de la victoria, dejan que el  Frente -mirándoles casi con asombro por su incapacidad de unirse, cosa que para  ellos es la tapa del libro- gane cómodamente aún con todos los enormes errores  que ha cometido, aún a costa de las torpezas que ha hecho, porque ellos y  únicamente ellos, saben barrer hacia adentro y por eso, pacientemente, llegaron  al poder y no se avisora nadie que los sustituya mientras no hundan al país en  el caos, cosa que a esta altura dudo esté en sus planes de gobierno; están  aprendiendo a manejar el timón sin agarrarse a las piñas entre ellos en ese  momento, pues que se las agarren en el cuartito del fondo cada tanto, es más un  juego de balances que un elemento de caos.
 Doy por sentado y descontado -porque  creo en la necedad natural del uruguayo- que nada de lo razonable que diga  Carlos en palabras razonables -no lo que agregue yo con tono impaciente- será ni  siquiera considerado por quienes tienen una historia gloriosa de derrotas,  retiradas y muertes fuera de tiempo y que hacen de eso un culto casi suicida,  así como por aquellos recién llegados que, en su "juvenil" arrogancia, luego de  haber ganado una vigésima parte de una batalla en curso, se creen con derecho a  imponer sus normas de juego. Nadie en realidad tiene el Frente Amplio como  opositor en estas fechas y dudo mucho que en breve periodo de cinco años los que  hoy derrotados se pelean por un botín ilusorio e imposible, sepan aprender que  la modestia y no la arrogancia es una virtud y que una buena negociación en la  que cada parte pierde mucho de lo que le gustaría tener para lograr algo que  sirva a ambos y derrotar a un tercero, es un mérito y no una  renuncia.
 No comparto del todo la unión lisa y  llana de partidos porque sé que es imposible en la práctica, pero una plataforma  común -hablo de las nacionales, las municipales son historia antigua antes de  que sucedan- porque no hay nadie con cultura ni planes especializados en  municipios que esté presente, son todos y todos de todos los partidos, cartas en  los opositores que sabemos no son convincentes y, en el partido gobernante, que  ha heredado el estilo de manejo de poder del Partido Colorado y lo ha  sustituido, sólo candidatos que demuestran que los ganadores a priori, ganan con  cualquier carta ya que corren solos.
 Si la oposición aspira a no ser lo que  un ente testigo de la maquinaria de poder del Frente Amplio, que se afianza con  el tiempo y se aferra al poder y lo hace suyo, debe tener más imaginación que la  poquísima que ha tenido hasta ahora y -quizás cuando y no antes, releve sus  cuadros- presentarse como una moderna derecha al estilo de Chile, que hoy acá no  existe, ya que la derecha de hoy, en estos lados, tiene olor a naftalina y habla  de temas que al votante nuevo ya no le importan.
 Por ejemplo, eso de que "No dejemos que  los comunistas tomen Montevideo".  Una, ya la tienen desde hace varias décadas  de forma indirecta; dos, el pavor a los tanques rojos y a la KGB es digno de  discusión del Ateneo, nada que ver con la realidad.  Hoy los "comunistas" como  los "tupas" son etiquetas tan políticamente correctas y aceptadas como  "colorado" o "blanco".  Tuvimos un gobierno del Frente y pese a los temores del  antiguo candidato del Partido Liberal que desapareció de la faz de la Tierra,  los únicos cubanos que nos "invadieron" fueron unos que venían a curar ojos y  muchos de ellos se quedaron para ganar más dinero en este país o irse para  otro.  La oposición debe modernizarse, si no, hay FA para  ratísimo.
 Hasta la semana que  viene.
 Félix Obes  Fleurquin
  El péndulo y el  mandamás
 Carlos Maggi
 El Frente Amplio ganó el gobierno; tiene  el poder Ejecutivo y la mayoría absoluta en el Parlamento. Pero a ese resultado  hay que agregar que el Frente perdió 50.000 votos con relación a las elecciones  del 2004; y que fue derrotado en los dos plebiscitos que  propuso.
 Perdió asimismo en 17 departamentos,  donde la oposición es mayoría. Juan Martín Posadas, contemplando estas cifras  que no mienten, hizo una observación básica: estas victorias electorales de la  oposición se dan en una lucha radicalmente despareja: mientras el Frente es una  fuerza coherente y unificada, la oposición es una fuerza dispersa e incoherente,  en pugna consigo misma. El Frente suma para ganar, la otra mitad se divide para  perder.
 Vale la pena no cejar en el estudio del  escrutinio de noviembre; dice mucho más de lo que parece.
 Montevideo y Canelones están fuera de  discusión; todo cuanto haga la oposición por acceder a estas dos intendencias,  terminará en derrota.
 Pero en ocho departamentos, los números  dicen que el Partido Nacional tiene mayoría; y en los nueve departamentos  restantes, los resultados dicen que el Frente es derrotado por la suma de los  partidos tradicionales.
 Conociendo estos datos, los principales  dirigentes blancos y colorados han fijado posición: pudiendo ganar ¡prefieren  perder en Maldonado, Rocha, Salto, Paysandú, Río Negro, Soriano, Colonia, San  José y Florida!
 No es poca cosa entregar posiciones sin  presentar lucha.
 Se dice que la Constitución le impide a  los tradicionales unirse. La Constitución no le prohíbe a los ciudadanos votar  por el candidato que prefieren. La obligación de los dirigentes conscientes de  su responsabilidad, consiste en lograr las concertaciones necesarias, para que  gane la mayoría.
 Plantar cizaña ahora, anuncia un futuro  lleno de desastres. 
 Los prohombres se olvidan cómo se  pidieron ayuda en cada balotaje; entonces, si, sintieron la fraternidad y no  hubo ningún repudio.
 Apunta Ortega y Gasset: "Innumerables  veces antes de Cicerón, se había deplorado la falta de concordia. La idea de que  ésta es el fundamento de la sociedad, era un lugar común desde Aristóteles. En  algunos estados griegos como Heraclea (siglo IV) existía 'un inspector de la  unanimidad'" (1).
 Se dice que el Partido Colorado puede  predominar en Rivera, donde tuvo 19.000 votos. Para superar los 25.000 votos que  obtuvo el Partido Nacional, los sufragios colorados deberían crecer un 35%. En  Río Negro donde el Partido Colorados tuvo 13.000 votos, tendría que crecer más  del 110% para superar los 27.000 del Frente Amplio.  En Salto, donde el Partido  Colorado tuvo 18.000 votos, tendría que crecer 121% para superar los 39.000  votos que obtuvo el Frente Amplio.
 Repaso estos números redondos y leo en  Búsqueda (14/1/10):
 "Tanto 'Vamos Uruguay' como 'Proba'  entienden que Rivera es el departamento donde tienen más chance de volver a  ganar. En segundo lugar está Río Negro y en tercer lugar  Salto."
 ¿Habrá alguien que se haga ilusiones,  mirando un panorama tan negro?  En nueve departamentos donde la oposición es  mayoría, los dirigentes alimentan el desaliento de la soledad. Los votos están,  pero los dirigentes no quieren preparar el futuro.  Se sabe que en un sistema  democrático los grandes partidos se alternan en el poder. Hay un movimiento  pendular que responde al desgaste que impone el gobierno.
 Gozando de una coyuntura enormemente  favorable y contando con el alto porcentaje de aprobación que logró el  Presidente Vázquez, el Frente perdió votos. Ganó de nuevo, pero  raspando.
 Todos los observadores sensatos hablan  de Chile, un ejemplo de conducción exitosa; y sin embargo, la Concertación fue a  las urnas y una coalición la derrotó.
Lejos de litigar por ventajas pasajeras o personales, los grandes partidos deben concertar su acción y sus candidaturas. El único modo de ganar en la batalla electoral, es dar la lucha en pie de igualdad: a un frente, otro frente; una fuerza racional, organizada, auto controlada, regida por normas que den libertad dentro del orden. Eso es más que un acuerdo electoral, es la creación de una institución estable.
 Lejos de litigar por ventajas pasajeras o personales, los grandes partidos deben concertar su acción y sus candidaturas. El único modo de ganar en la batalla electoral, es dar la lucha en pie de igualdad: a un frente, otro frente; una fuerza racional, organizada, auto controlada, regida por normas que den libertad dentro del orden. Eso es más que un acuerdo electoral, es la creación de una institución estable.
Ahí está el Frente Amplio, lo estamos  contemplando; vota mejor, gana y cada fracción que subsiste y es consciente de  lo que vale la unidad.
 Muchos frentistas eran reacios a Mujica; había entre ellos recelo y  aprensión. ¿Por cuál vía esos frentistas (honestos y desconsolados) fueron  adaptándose y terminaron votando al candidato más votado en la interna? Pensaron  y sintieron que el candidato, si ganaba, iba a gobernar dentro de un sistema  regulado. Ninguna persona puede llevar o traer a su antojo a una coalición de  iguales, sujeta a un protocolo. El que se desmande en el poder, atentará contra  la coherencia interna, que es donde radica la fuerza de  todos.
 La dispersión de blancos, colorados e  independientes, cada uno por su lado, en pie de guerra, hace de la oposición un  campo amorfo, propicio para que aparezca el mandón que arrastre votos y se  coloque por encima de esos partidos partidos. En todos los casos, el movimiento  del péndulo llegará; y lo mejor es preparar inteligentemente, la sucesión de la  izquierda.
 Estamos rodeados de casos tremebundos;  nadie, persona o país, puede vanagloriarse de ser inmune a la horrible  enfermedad de un prepotente.
 La oposición debe organizar un lema bajo  el cual se definan las candidaturas y funcionen mecanismos democráticos que  articulen la autonomía de cada partido y el respeto de cada partido por la unión  lograda.
 Por supuesto, en el camino puede haber  senderos que se bifurquen para siempre o armonías que vayan  sumándose.
 En el mes de mayo, cuando se vote, la  mayoría tradicional puede perder nueve veces y acumular rencor y avanzar hacia  una catástrofe definitiva, que está gestándose.
 (1) "Obras completas" Ed. Revista de  Occidente, Madrid, 1958, página 99. 
      

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