Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Saturday, November 28, 2009

LA BATALLA DEL GERIATRICO, LAS HORAS FINALES

La batalla del geriátrico, las horas finales
Otra elección y van tres desde que Equinox existe y creo que es la más aburrida, la campaña más deprimente, los candidatos que han llegado con más rechazo y por descarte que por entusiasmo de sus electores, el peor nivel de enfrentamiento, digno de un Macondo espiritual e intelectual mezclado con un aire africano de hacer política; dos viejos desgastados, maltratando nuestra paciencia y nuestro tiempo para que votemos el que cada uno de nosotros cree es menos dañino para lo que va quedando de un sueño de país, sueño que tuvimos todos algún día.
No creo nada de lo que han dicho ni creo que ellos sepan exactamente lo que quieren, además de ganar aunque sea in extremis porque la sociedad está votándolos con hastío y paciencia digna de un pueblo educado, que si fuera en otras latitudes los hubieran colgado de un árbol a cada uno. Estoy molesto con los dos y voy a votar al que creo que sirve más para sacudir menos al país con estupideces y planes de viejos reblancidos, pero no espero nada nuevo en el caso de que estos dos, uno de ellos, llegue con viejas cantinelas seniles que sólo importan a las generaciones que están muriendo, no a las que están creciendo, porque ellas son las más desconcertadas, se están dando cuenta que están en el medio de una batalla geriátrica que poco tiene para ofrecerles, sino más exilio, más partidas hacia otros mundos, más empleos mediocres en un país mediocre que ni siquiera tiene historia verdadera, porque ha tenido que inventar héroes donde sólo había personajes grises y sin luz, porque nació todo viejo y agotado, como viejo y penoso es el episodio de la peor campaña electoral que he visto en mi vida.
Una carrera de nulidades paralíticas intelectuales y sin imaginación y sin poesía ni esperanza, en la que llegará uno para desparramarse en la meta y agonizar de agotamiento antes de ponerse la banda presidencial. Me han agotado la paciencia y si vamos a votar en casa es porque creo que peor es no hacerlo, pero nos han hecho perder el tiempo porque lo que pasará en unas horas ya lo habíamos cantado hace tres años: de que sin imaginación, el intento de alcanzar el poder y hacer el país moderno que no somos, sería un imposible.
Uruguay será bien uruguayo pasado mañana en el peor sentido del término. La mediocridad ha ganado esta elección y deberemos esperar con paciencia y tolerancia que los ganadores no hagan demasiado daño, que no toquen controles de una nave que está más allá de su patética visión del mundo y que nos dejen llegar enteros a las próximas elecciones donde, espero, se hayan renovado los cuadros de todos los partidos del país para no tener que repetir esta guerra en el asilo de ancianos con senilidad intelectual que fue esta penosa etapa de estas elecciones que terminarán como una broma de los hermanos Marx, en el medio de un absurdo de la gente harta, deseando trabajar al día después y que no le hablen del tema por un buen rato.
Vayan, voten, cumplan con voto obligatorio con el que no estoy filosóficamente de acuerdo porque es antiliberal en sí mismo el hecho de penar un derecho y convertirlo en una obligación y no me hablen del tema por mucho tiempo.
Lo que salga electo será lo que hemos parido como sociedad, será el producto de lo que somos en realidad aunque la otra mitad diga que no, porque eso no es así, las dos mitades no son, ninguna, dignas de un país mejor porque no han -no hemos- sabido tener políticos elegibles de los que tener orgullo y no vergüenza ajena; piedad, en el mejor de los casos, piedad por los errores de obstinación senil que han cometido de uno y otro lado, fastidio por la soberbia de no darse cuenta y no admitir su mediocridad y la penosa antigüedad de todas las propuestas, indignas de cualquier país moderno.
Y chau, abrazo y suerte con lo que saquen en el sorteo.

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