Desde el CTI
Desde el CTI
Por ahora, nada definitivo salvo que el FA votó peor de lo que se esperaba, que los dos plebiscitos marcharon y que el que me parecía más inadecuado -el del voto epistolar, que le daba a 600.000 personas que no viven los problemas de Uruguay, el poder de incidir en nuestras vidas- no va; que el Partido Colorado votó bien y que Pedro es un gran candidato para el 2014, cuando se retiren estos dos gerontes de los que uno nos queda de presidente; que el Partido Independiente sigue siendo lo que es, un proyecto a la deriva; y que el Partido Nacional votó mal, muy mal.
Hay elecciones de nuevo en un mes. Si la suma de colorados, blancos, independientes y algún indeciso -que no existe para mí esa categoría sino el que no quiere que se sepa lo que vota- empata al FA y los que vinieron a votar por cortesía de Cristina, Buquebus y la madre que los parió y algún sueco o australiano se quedan en su lugar, quizás Uruguay se salve de tener el papelón de un presidente que nunca, haga lo que haga, calificará para tal cargo, como yo no califico para Papa ni para juez de volleyball. Ahí, quizás. En esta elección en que elegiremos entre Chávez y su pandilla y los conocidos de siempre, con defectos y virtudes pero manejables y previsibles, repito, nos salvemos del papelón y de años de fracaso nacional que eso es lo que traerá, no me cabe duda, el gobierno senil y errático de Mujica, cuyo único sello será un furibundo y rencoroso Alzheimer social que sufre toda la cúpula de la Barra de los Tupas.
A los encuestadores, una buena patada en el culo por burros, no hubo uno que hiciera buen papel, todos le erraron salvo en las cosas obvias que las sabía cualquier pibe de la esquina.
Les cuento que el jueves fui a mi sociedad médica a retirar unas recetas de mi medicación de rutina y, gracias a un oportuno examen con estetoscopio, terminé cuatro días metido y entubado en el CTI del Americano, entre moribundos, suicidas y accidentados, contando cada noche cuántas camas libres quedarían en la mañana siguiente debido a las bajas, porque es sabido que te morís más fácil de noche. Lo mío -unos problemillas cardiacos que están en tratamiento ahora- me prohibió acercarme a un cigarrillo y que me fumen cerca, calentarme, ponerle sal a la comida y hacer deportes a lo demente, porque "Sabe Obes, usted tiene 63 años y debería pensar en jugar al golf", que ya me lo dijeron a los 43 y a los 53, pero que ahora me temo voy a tener que bajar revoluciones y quizás hasta conseguir que alguien se ocupe de mí y de mis estados de ánimo, porque a mis hijas ya las tengo cansadas con mis accidentes.
En fin, por eso trataré de no calentarme demasiado y de votar a Lacalle en las elecciones que vienen. El otro es impresentable y no hay para mí más opción racional que esa y esperar a que el Club del Pepe de enfrente (la reputaquelosparió, al Pepe y al Club) no me torture con su música de mierda durante un mes más. Putear hace bien, me dijo el médico, expele las emociones, me dijo el médico; así que prepárense, viene un año de grandes puteadas y si gana el del Alzheimer, peor todavía. Voten a Lacalle para que yo no putee.
¡Ah! Y no me manden más eso de que la China Zorrilla no vota o dice que no vota al Pepe, como si lo que hace la China más allá de un reducido grupo de icomprensibles fanáticos, tuviera alguna relevancia. Nunca me gustó como actriz con ese estilo pomposo y artificial del teatro viejo y esas poses paquetas-progres que han hecho que la tontería se expanda más allá de las estupideces que escribe cada tanto Galeano, que es otro exponente de lo que yo califico de clase boba, que necesita siempre una cámara o un micrófono que recoja sus pelotudeces para sentirse que son personajes de su propio teleteatro.
Un abrazo.
Bocha
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