Wilson una y otra vez, como el mar en furia que rompe las rocas de la muralla
"Wilson fue el precio del '84, el que pagó las cuentas que había que pagar por los cómplices del Golpe y por segunda vez se le robó su posibilidad de haber gobernado este país pequeño de alma que sacrifica a sus héroes para tener un rato más de comodidad. Y Wilson lo asumió y dando el único gesto de dignidad de un país oprimido al llegar con cuatro o cinco amigos en el barquito de
Y ese señor, de los pocos que se pusieron enfrente de la dictadura desde el día 1 -la mayoria de los integrantes del gobierno de hoy, fueron cómplices morales del Golpe ya que esperaban un golpe de izquierda que les sirviera y fueron víctimas de su Frankenstein- es el tipo de persona que falta hoy en Uruguay, este Uruguay gobernado por un señor de verba fácil al que se le oponen con matices otros señores que no han aprendido nada o muy poco de Wilson; es el que necesitaríamos para enfrentar la guerra que se nos viene y en la que sólo un hombre con pasta de héroe sabría sobrellevar."
Son frases que escribí y sobre las que reescribo cada tanto, más en momentos en que
Estamos entrando en una etapa en que muchos uruguayos, al darle el voto a un tipo equivocado que es rechazado hasta por Tabaré Vázquez, cometerán -a sabiendas o sin saberlo- un suicidio en masa, una hecatombe de sus ideales y nos darán una etapa de la que no sabemos si saldremos vivos como república democrática, ya que NO creo que Mujica y su banda tengan la más mínima idea de lo que significa, salvo que es algo que debe ser eliminado o retaceado por ser burgués y decadente. Nos odian y nos desprecian porque ellos creen tener la verdad. Son nazis, son soviéticos, son intolerantes y, además, la mayoría de ellos están en una etapa senil que muestran en sus actos erráticos y en sus disparatadas afirmaciones.
Están mal de la cabeza porque, para empezar, para haber sido o ser tupa hay que estar totalmente rayado, loco y enfermo, es una patología como lo es ser de las Juventudes Hitlerianas, de
En este momento de desconcierto, recuerdo con alegría el día que conocí a Wilson en Buenos Aires y me di cuenta que una utopía era posible. Por traiciones y cobardías de los que entregaron a Wilson y una salida honrosa de la dictadura, eso no fue. Hoy, en que estamos al borde de un colapso como país, como en aquella película "Gary Cooper que estás en los cielos" en que el personaje, en total soledad recurría a sus héroes; yo hago lo mismo porque, quizás, haya margen para que en estas semanas que quedan, del fondo del alma, la gente saque coraje para votar, aún con reluctancia y por descarte, a quienes no conviertan este país en un Gulag, en un páramo como Argentina donde una mafia -que apoya a estos mafiosos que se perfilan acá- se ha robado un país, así como no quiere la cosa.
Como dice el amigo Alfonso, este fue el sermón de la semana.
Un gran abrazo.
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