Equinox Fin de Semana

Notas de Felix Obes Fleurquin y del Semanario Equinox Fin de Semana de Uruguay

Friday, July 15, 2011

Woody me mató el editorial del 14 de Julio

Woody me mató el editorial del 14 de Julio


Iba a escribir - había amenazado a mis amigos - otro de mis editoriales Jacobinos del 14 de Julio. Hablando de la toma de la Bastilla, de días de furia, de cañones y multitudes, de libertad, de republicanismo, un editorial bien, pero bien anti monárquico, nada anglófilo, que no me los fumo mucho a los hijos de la madre albión que los trajo al mundo, salvo cuando han enfrentado a los Borbones, que esos eran y son una de las peores lacras de Occidente y bien escabechados estuvieron los que pudieron ser cojidos del pescuezo, porque soy francófilo impenitente,eso si,pero Bonapartista incondicional desde la carga de Murat contra los payasos de la Asamblea hasta el ultimo dia en Santa Helena y Gaullista por que se me da la gana, por que me caia bien y por que tuve la suerte de darle la mano cuando pasó por Uruguay, en fin, mi referencia es Francia como para otros, y que la disfruten , puede ser Solis de Mataojo o Londres que lo mismo me dan esos lugares apesadumbrados y aburridos de gente que come mal y no toma vino ni come queso y encima lo festeja.

Y me gusta jugar con la historia y sobre todo porque, provocando con frases como descargas de fusilería, esas que intentaron inútilmente frenar la historia, me divierte hacer enojar a la gente medida y que mira la historia de los hechos, como el del 14 de Julio y lo que vino después, con recelo, porque no les gusta el humo de la pólvora ni el olor a sangre que evocan estos hechos.

Y con todo esto en la cabeza, ayer fui al cine a ver Midnight in Paris al Casablanca.....¡Chán chán!

Y Woody, maldito enano genial, me dio un golpe bajo y me mojó los cartuchos, así que no. No hay, esta semana, un panfleto sobre la cólera de la gente, cuando le han estado tocando los cojones por generaciones y explota y termina chás! chás! rebanando cabezas de pura bronca. No.

Porque acabo de volver de ver “Medianoche en París”, de Woody y estoy en estado de alucinación, porque me sumergí en París por un par de horas y como el personaje, hubiera deseado no volver más de ahí. Quedarme, simplemente para ver pasar la gente, caminando o sentado en el café, o comprando algún libro en los bouquines de las orillas del Sena, o parado en medio del Pont Neuf, una vida entera.

Realmente, Woody me hizo viajar otra vez al centro de mi mundo, porque París para muchos de nosotros, es eso: el lugar que más importa por una cantidad de razones que no explicaré, porque esas cosas se sienten.

A París o la adorás o no, y yo soy un enamorado de esa ciudad maravillosa, como lo es Woody y eso es así, no es un lugar más, es el lugar, cuyo centro, el kilómetro cero de Francia y del universo empieza en la Place du Parvis, en Notre Dame y se despliega hasta el infinito a través de una red de metro, calles, rincones, avenidas y parques y nombres y sonidos cuya acumulación es el alma de ese punto en el universo, en el que todo tiene sentido y al que - lo he jurado hace unos meses - voy a hacer lo indecible por volver lo más pronto posible, antes que yo pierda la magia que siento y que es lo que me mantiene en curso, un curso, cuyo destino será, si puedo, si me mato trabajando, bajarme del metro luego de llegar al CDG y con una mochila al hombro, mis zapatos de correr, mis botas de caminar y ver Notre Dame de vuelta, así es.

Woody me dio la puntada final, en una película que es un golpe bajo maravilloso, para los que tenemos la enfermedad de no aceptar dejar de volar, y volando, llegar ahí.

Así que no hay más que buen humor mientras escucho la banda sonora de Amelie, que es lo más parisino que encontré a mano esta noche, porque aún no tengo la de la película de Woody, que sólo es apta para parisófilos, francófilos y quién sabe qué categoría más de gente que sabe lo que estoy intentando decir, en el estado de estupefacción que me ha dejado Woody, esta noche.

Menos mal que ya no tomo más whisky, ni vino, ni champagne, porque si no, sería una noche como las que retrata la película, en las que el personaje se toma hasta el agua de los floreros con Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, Cole Porter, Pablo Picaso, Dalí, Buñuel y muchos de los íconos que también vieron en París la meta de todos sus sueños.

¡Hay que ver cómo toman esas noches de fiesta! ¡Digno de París! Menos mal que no hay una botella de Pernod a mano, que si no.... ¡Wow!

¡Tienen que verla, amigos! tienen que verla, y no en DVD, ni menos aun en copias insultantes bajadas de la red, tienen que ver París en el cine, cerca de la pantalla, con Dolby a todo trapo. Y tienen que verla, si es posible, con amigos, como hicimos esta noche con Daniel Muñoz, que compartan esa fantasía, esa ansiedad de ir, no como simples turistas, sino como peregrinos que van estar, simplemente estar, en París, sin hacer más nada que eso... porque no es necesario más.

Woody es un genio, un mago, ha hecho películas buenas, maravillosas y algunas que me han gustado más que otras, pero en ésta, mis amigos, el petiso se zarpa y te larga sin aviso previo toda la magia en la cara, como si todos los magos del mundo se hubieran sumado y te dieran una dosis, una sobredosis casi abrumadora y dolorosa de París.

Porque es eso, Medianoche en París es una bendita sobredosis que te deja flotando, volando, sólo pensando como Gil Pender, el escritor, que se dice a sí mismo lo que yo siempre dije, que hay que ir y no volver atrás, porque después de París, todo es irrelevante. No hay para mí, otro lado, no hay ciudad ni país, ni geografía ni nada en este mundo que se le compare.

Vayan al cine, traten de ir preparados para un shock. No es cine, es pura magia.

Y lo maravilloso de la magia, es que atenúa la realidad, y deja al costado toda otra cosa que se interponga entre los sueños y la vida cotidiana.

A veces es bueno soñar, siempre es bueno salir y volar, sobre todo - amigos míos - si al final de ese vuelo, está ese lugar o al que cada uno de nosotros le ha dado la relevancia que yo le doy a Paris.

Algún día, de algún año de los que vienen, voy a estar ahí me digo a mi mismo. Eso es lo que me da la fuerza para seguir adelante, y estando ahí, espero poder hacer lo mismo que Gil Pender.

¿No estaría mal, no?

Y el final en Pont Neuf... Daniel me decía que todos mereceríamos una oportunidad así, tienen que ver ese final, con París bajo la lluvia, junto a Gil y Gabrielle... ¡Wow!

Vean: http://www.youtube.com/watch?v=atLg2wQQxvU

Un abrazo y hasta la vista.

Felix

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