Superman y el tren fantasma

Superman y el tren fantasma

Decididamente tengo bloqueado el chip de escribir de política este fin de año y debe ser porque la naturaleza es sabia y rige nuestro ADN más de lo que lo comprendemos, así que te tapa las neuronas cuando no hay mucho que agregar a lo que todos escuchamos y sobre esos temas que mis amigos escriben mejor que yo: elecciones, candidatos, economía, impuestos y esas maravillas que hacen nuestra felicidad diaria.

¡Qué lindo es este Uruguay pueblerino lleno de frases grandilocuentes y vacías, hermosa comarca plena de viejos conservadores con sus banderitas y colores, sociedad castradora que expulsa a los jovenes ( muchos se van no solo por razones economicas sino por que no soportan el ambiente) y a la que solo le gustan los oldies, gerontocracia al ritmo de Tom Jones que inventó, ¿ por que no me soprendo?...el Dia de la Nostalgia, mas triste y uruguayo que Onetti; que cuando le decís: "¡Andá a ver Rokanrolla de Guy Ritchie!" ni van y si van ni la entienden ni la chapan como no chapan el país que debe ser y siguen jodiendo con los himnos de la escuelita. Ni ahí, man, ni ahí. El país que debería ser el Dubai del Mar del Sur, es un cotolengo en el que la Parva Domus es una maravilla de modernidad.

Y si digo eso es porque estamos muy, pero muy jodidos. Un pais del futuro no puede hacerse con plasticina pasada de fecha de vencimiento.




Bendito tren
Antes de entrar en los temas que elegí al voleo porque termino de ver de nuevo "Hollywoodland" -estoy esperando que Maia tenga la edad correcta para iniciarla en una tradición familiar: el Tren Fantasma del Parque Rodó, esa maravilla post moderna que sobrevive generación tras generación de la que más adelante escribiré, decía, en una de esas digresiones gramaticales con que hago pelotas la ortografía y que tanta risa le causan al Ale-, una pequeña notita sobre algo que Maxi me envió:

"Protección moral en cibercafés

Diputados darán media sanción al proyecto de ley que regulará el acceso a la información en los cibercafés, prohibiendo las páginas Web que atenten 'contra la moral y las buenas costumbres'. Esto incluye páginas pornográficas y con apología a la violencia, el delito o las drogas.

Mañana recibirá media sanción en diputados la normativa que apunta a la "protección moral, intelectual y espiritual" de los menores de 18 años, prohibiendo el acceso desde los cibercafés a cualquier página Web que "atente contra la moral y las buenas costumbres", informa El País.

Se fijan condiciones para el funcionamiento de los cibercafés, que no podrán vender alcohol ni cigarrillos. El Inau tendrá el control de los locales, fijando las condiciones de ingreso a menores de 18 años, así como su permanencia dentro de las instalaciones.

Para tener habilitación municipal, los locales deberán acreditar que tienen el software de control de contenidos en las máquinas, que funcionará como herramienta de control y monitoreo de la permanencia en Internet y las páginas que se visitan. No se podrá acceder a páginas Web con pornografía, de juegos en red con apuestas y con apología a la violencia, el delito o las drogas.

Además, al menos una computadora deberá tener software para el uso de personas ciegas o de baja visión.

El proyecto pasará luego a la aprobación del Senado y, cuando suceda, se creará una comisión del Inau que reglamentará las técnicas del software utilizado y la tasa que pagarán los locales para financiar los costos operativos."



Heil Papi!
Proyecto que como muchas iniciativas de este "Súper Papi" que tenemos en Presidencia y que se ocupa tanto y con tanta dedicación sobre temas de nuestra vida privada, tiene su lado bueno, sin duda hasta Tamerlan tenía sus momentos de dulce candor,creo que esta cosa, viniendo de un gobierno del que uno esperaba (past tense of course) menos "mumble jumble" o bla, bla, bla espiritista, llama la atención eso de la "protección espiritual" de la ciudadanía como si por arte de magia negra, el Consejo de Ministros hubiera descubierto que el alma o espiritu pesa esos 21 gramos que dicen. Pero después de la bendición papal a Tabaré por su condena a prision a las desgraciadas que abortan en horribles condiciones higienicas ( las pudientes lo hacen en lindas clinicas intocables que todos conocemos), hay cosas que me digo que no me sorprenden; el hombre es una mezcla curiosa de predicador y moralista, lo que afirma lo que siempre dije, que la ideología, en este caso la socialista o comunista que se dice atea y antirreligiosa, no es más que una forma de religiosidad a la inversa, pero religiosidad al fin, una estructura mental con casilleros llenos de respuestas precisas a problemas determinados.

Por algo Papá Stalin, antes de pasar a degüello a media Europa, había sido seminarista, más de lo mismo, man, más de los mismo de gente que se cree que tiene la verdad sacrosanta -la suya- y la impone y a eso, a ese pensamiento no crítico al que llamo pensamiento religioso, estructurado en base a que lo que sucede es producto no de nosotros mismos sino de un fulano: Dios, Estado Socialista, Reich de los Mil Años, Buda, Alá, Odín, San Pepito o la Suprema Razón bajo la cual Robespierre guillotinaba alegremente a los que no pensaban como él. El pensamiento excluyente, el "yo tengo la razón y la verdad" implica grados de perversidad dependiendo de quien usa esa herramienta "magica" , pero siempre cabe la posibilidad de que termine esa perversidad latente, en un campo de concentracion, en una hoguera o en un paredon de fusilamiento; que eso pase, es unicamente una cuestion de grados y de temperatura social ambiente.

Las mejores y mas nobles ideas, en manos de amos de la verdad terminan, y si no miren en Francia, en una larga cola de carretones rumbo a la guillotina. Y es un ejemplo nada mas, no se olviden los realistas que ellos hicieron lo mismo con sus oponentes poco mas tarde. Todos tenian ferrea razón, todos asesinaban con pasión, como Hitler, como Fidel, como PolPot como cualquier juez en cualquier lugar del planeta, que dicta una pena de muerte, ese resabio barbaro y perverso que aun no nos hemos podido sacar de encima, por que matar en combate es una cosa, matar por la ley, es un crimen inexcusable, sin posibilidad de reparacion, ya que nunca existe la verdad, esa entelequia para justificar ese crimen de lesa humanidad, que la chusma, que es bruta y criminal, pide para conjurar sus propios miedos y defectos.

Más de lo mismo y muy distante de lo que realmente es nuestra civilización, que es griega y romana y nada debe de su éxito imparable a estas posiciones que 2500 después que derrotamos al persa y a su pensamiento religioso y totalitario en Platea y al que días más tarde le partimos el cuello en Salamina por aquello de "¿ que no habías entendido de la paliza anterior ?", tal como hicimos en Nagasaki después de Hiroshima con los atacantes de Pearl Harbor y Singapur, por si no habían entendido el mensaje de la primera bomba.

No, Occidente no debe nada a toda esa mojigatería, creo que al contrario. La República de Roma, de la que somos su continuación, multirreligiosa en la que el tema ese era irrelevante y del patrimonio privado, anti racista en la que llegaba a Emperador cualquiera que los tuviera bien puestos fuera del color que fuera, capitalista y militar, porque Occidente debe su éxito a su supremacía militar (matamos con más eficiencia, vamos a la guerra por interés, no porque nos lleven de prepo y producimos mejor tecnología desde el IPod al tanque M1), ha sufrido colapsos temporarios al diluirse su civilidad militar en temas clericales. Me refiero por supuesto al penoso episodio llamado Edad Media, finalmente superado gracias al poder de los Estados Nacionales, de la Ciencia y del Pensamiento Civil.

Si no, miren al Islam, regido por clérigos y textos sacrosantos que no termina de ver llegar su edad renacentista en la que Occidente separó, a veces por las malas -como en el caso de la cabeza de Tomás Moro-, al poder civil del religioso y relegó a la religión a su lugar natural, que es el de la intimidad de cada persona y de sus creencias y gustos, sean cuales sean.



George, we love you!
Con respecto al Tren Fantasma, en casa, desde que Maxi y Carolina eran chiquitos, teníamos el placer del susto e íbamos en patota al Tren del Parque Rodó y ya salíamos desde el campanazo gritando como alucinados a ver quién ponía mejor cara y grito de película de terror barata. Y así, todo el recorrido entre gritos y risas con que conjurábamos el terror a la oscuridad y los miedos ancestrales, pagábamos otro boleto y entrábamos de nuevo, ante la mirada del tipo de la boletería, que pensaría "de dónde carajo habrá salido esta familia tan alegremente disfuncional".

Con Carolina, hace unos meses, fuimos a Buenos Aires y ahí nos subimos al Tren de la Costa. Una maravilla, sólo para ir al Parque de la Costa y ahí, en una tarde de domingo, un pelotudo de 62 años y una nena de 24 de ojos bien abiertos, entramos en algo así como El laberinto del Infierno, que es un tren fantasma pero que vas a pie, a oscuras y te juro que sentí miedo en la pelada cuando unos tipos disfrazados se tiraron encima desde la nada, aullando como derviches; sacrosanto e infantil miedo que termina al llegar a la salida. Impagable.

Y con Superman, lo mismo. Viendo la película que cito y de la que agrego una nota de un amigo español más adelante, siento lo mismo, esa magia berreta de los cumpleaños de chicos con magos tipo Ariel, esa magia con gusto a fainá y panchos de las matinés del Casablanca o del Biarritz, con Superman Reeves volando agarrado por alambres y al viento de ventiladores de estudio que no queríamos ver; muy Ed Wood, bien a su estilo infantil y mágico, el estilo que los buenos recuerdos tienen, porque creo que todos los recuerdos son, al fin de cuentas buenos, porque hemos vivido todo esto para recordar y escribir; recordar y dejar señas para otros, dibujos en las rocas de Altamira, jeroglíficos en Tebas, mensajes en Campeche, textos en Alejandría, un rastro indeleble de recuerdos desde Grecia hasta Próxima de Centauro, donde haremos una colonia republicana dentro de mil años.

Y ¡amén!, para quedar bien con todos los benditos dioses y genios espirituales del universo.

Hasta la semana que viene.

Félix Obes Fleurquin
felixobes@gmail.com